Tras tu muerte

V

Ken y yo pasábamos un montón de tiempo juntos desde hace una semana; aún no había abandonado la universidad, por lo que él me ayudaba muchísimo con los trabajos y a la hora de estudiar para los exámenes. Mis padres le habían enviado un regalo agradeciéndole por convencerme de no dejar, aunque las cosas no eran del todo así; había decidido finalizar el año o al menos quedarme hasta que descubra qué es lo que realmente quiero hacer.

Alexander y yo últimamente sólo nos veíamos en las clases en común, pues él también trabajaba por la noche; me sentía un poco mal al notar lo distanciados que estábamos, pero no es como si pudiese hacer algo para solucionarlo.

—¿Entendiste esta consigna? —pregunté al chico junto a mí.

—Sí, se refiere a esto —mientras Ken me explicaba, no podía evitar caer en sus facciones.

Los últimos días junto a él habían sido los más felices desde la muerte de Olivia. Poco a poco, sin darme cuenta, comencé a sentir nuevas sensaciones al estar a su lado; no me creía capaz de mencionar ni una palabra de esto a nadie, pero en el fondo creía que era lo mejor. ¿Era egoísta de mi parte sentirme así por quien mi hermana más había amado? Tal vez por esa misma razón debía mantenerlo a mi lado.

Me centré en la explicación de Ken nuevamente e hice las cosas como me indicó, encontrándome con el problema resuelto. Definitivamente habían personas que tenían talento para algo en especial, y el del chico junto a mí era enseñar; siempre hacía ver las cosas tan fáciles que parecía poco probable no haberlo entendido antes.

—Tienes una pestaña aquí —señaló la zona bajo mis ojos.

Intenté quitármela rápidamente, pero al parecer eso no era posible. Tras varios intentos fallidos, Ken decidió hacerlo por el mismo; colocó cuidadosamente sus dedos debajo de mis ojos y la quitó lentamente, observándome sin disimulo por unos segundos. Al parecer él no era consciente del poder que su mirada tenía sobre mí.

Ambos desviamos nuestras miradas y volvimos a fijarlas en las laptop frente a nosotros, intentando concentrarnos nuevamente en el estudio. Hoy también iríamos juntos al trabajo, aunque aún faltaba un rato para que llegue esa hora. Repentinamente, una divertida idea vino a mi mente.

—Ken, ¿quieres divertirte después del trabajo? —sugerí con una sonrisa, observando cómo la intriga se plantaba en su rostro.

Siempre volvíamos muy cansados del trabajo y cada uno volvía a su casa, pero no estaría mal que pasáramos un rato divertido; mañana no tendríamos clases y podríamos hacer algo muy tonto como emborracharnos como dos adolescentes.

Ken asintió sonriendo y siguió con el trabajo, por lo que imité su acción. Aunque tenía la ayuda de él para continuar con mis estudios, realmente había empezado a odiar todo el material de lectura; quería descubrir pronto qué era lo que en realidad me gustaba para dedicarme por completo a eso.

Minimicé disimuladamente la pestaña del trabajo para evitar que Ken me viese y googleé "test vocacional", buscando alguna página que me ayudase a descubrir mi verdadera vocación. Abrí un link que parecía bastante convincente y comencé a rellenar las encuentras con lo que creía apropiado, enviando mis respuestas al instante y esperando impaciente mis resultados. Me daba algo de vergüenza estar tan nervioso por un simple test vocacional de internet, pero podrían cambiar mi idea sobre mi futuro muy fácilmente. Los resultados terminaron de cargar y un cartel que decía "arquitectura y urbanismo" apareció en el medio de la pantalla, iluminándome totalmente al leerlo.

Un montón de recuerdos de mi infancia azotaron mi mente instantáneamente, logrando que recordara la época en que estaba obsesionado con dibujar estructuras y me fascinaba descubrir lugares nuevos. ¿Cómo había olvidado lo mucho que me gustaba ese área de trabajo? Es cierto que siempre me había gustado la medicina de niño, pero mi mayor obsesión se debió a otra cosa. ¿Tan influenciado por Olivia me encontraba? Dolía muchísimo admitirlo, pero me había dejado guiar por los deseos de mi hermana.