Pasado turbulento, futuro incierto

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-Déjame sentar- Le pedí y me deslice por la pared- Te convendría sentarte, será largó de explicar.

"Cuándo Mae, mi hermana, nació, nos mudamos hacia California por el trabajo de mi padre. Ahí yo no conocía a nadie y nadie me conocía a mi, pero el hecho de llegar a mitad de año solo logro que se aprovecharán de mi. Tenía catorce años cuando empezó. Las chicas populares se acercaban a mi y yo, alegremente, me hice amiga de ellas, no pensaba lo que ocurriría. Una noche estábamos en mi casa, mis padres habían salido con Mae y nos habían dejado a mis amigas y a mi solas. Estábamos sacándonos fotos, cuando se decidieron a probarse mi ropa, ya que ellas no habían traído ninguna. se dieron cuenta que toda mi ropa era holgada y me llevaron de compras al día siguiente, al ver que mi talle no era S como ellas, publicaron una foto mía con esa ropa por todas las redes sociales. Caí en lo mas bajó de la pirámide social, nadie me miraba o me hablaba ya, por lo que me decidí a cambiar. Empeze dejando de comer en casa, y luego en el colegio. Mentia sobre qué iba a comer en el colegio, y en el colegio decía que ya había comido en mi casa. Me volvía anorexica y bulimica, me cortaba. Al cabo de un tiempo mi madre de dio cuenta de esto y me hecho de casa, diciendo que no quería que Mae creciera bajo mi influencia, así que con mi padre vinimos aquí, dejando todo atrás, aunque no me arrepiento de nada"

Al terminar de hablar sentí un nudo familiar en mi garganta y empece a sollozar mientras escondía mi cara en mis rodillas.
-Charlie, eres perfecta, Dios, no deberías haberlas escuchado-Dijo Michael con la voz hecha un hilo y añadió- No volverá a pasar, te lo prometo.
-Si pasara-Murmure-Ella está aquí.

Una vez que terminamos la partida de Paintball, Michael me llevo a mi casa, ya que las chicas se iban con los chicos a comer a un restaurante de comida rápida, lo cual yo no quise debido a que mi padre me había llamado para que vaya a casa.
-No le dirás nada a mi padre no?- Le pregunte a Michael una vez que estacione el auto.
-Nada, tranquila-Dijo saliendo del auto y acompañándome hasta la puerta, justo cuando mi padre abría.
-Charlotte, entra, tu también Michael, están tus padres aquí-Dijo abriendo la puerta para que pasemos-Pasen a la sala de estar-Dijo entrando antes que nosotros.
A decir verdad la madre de Michael parecía todo lo contrario a lo que se esperaría de una familia adinerada, estaba con ropa hippie y el pelo sin peinar, me caía bien.
-Bien, Charlotte, debo irme de viaje unos días, así que te quedarás con los Clifford, los cuales te ayudarán a llevar tus maletas-Dijo mi padre mirándome a los ojos.
-Vale- Murmure mientras corría a mi habitación, y enseguida escuche unos pasos siguiéndome, pero cerré la puerta a tiempo y empece a llorar.
-Charlotte, ábreme, por favor-Escuche una voz femenina del otro lado, que pertenecía, según creo, a la madre de Mike.
-Vete- Grite tratando de trabar la puerta y buscando una caja bajo mi armario. Era una caja de madera, con pequeñas figuras cubriendo la tapa, la abrí y busque desesperadamente hasta que encontré una pequeña funda, la gire en mi palma y vi el destello plateado que tanto me encantaba. Agarre el filo, pero inmediatamente me arrepentí, ya que vi una figura escalando por mi ventana y abriéndola, pero antes de que se diera cuenta, yo ya me había escondido en el baño.
-Charlie, vamos, ábreme-Escuche a Mike decirme por la puerta mientras trataba de abrirla.
-Déjame sola, al igual que todos, todos lo hacen, todos me dejan sola-Le grite y me empece a cortar. Al principio fueron cinco cortes, luego diez, y cuando iba por el número catorce, Michael logró abrir la puerta.
-Charlie, por que demoni . . .-Se interrumpió al ver mi brazo y empezó a maldecir-Donde está el botiquín de primeros auxilios?-Me pregunto suavemente y yo le señalé, con la mano en la que tenía el filo, abajo del lavabo.
-Charlie, por que lo hiciste?-Murmuro mientras me curaba los cortes.
-Mi madre tiene razón, nadie quiere a una loca psicópata en su casa- Llore mientras trataba de rasguñarme con la mano que tenía libre, ya que Michael me había sacado el filo.
-Nunca más digas eso-Murmuro poniéndome una venda y luego abrazándome-Tienes suficientes pulseras para cubrir eso?-Dijo tratando de no llorar, cosa que no funciono ya que a los cinco minutos ya estaba llorando conmigo.
-No llores por mi, no lo valgo- Respondí separándome de el y empezando a juntar mis cosas,pero cuando trate de guardar la caja,Michael la quito suavemente de mis manos.
-Esto no lo necesitarás mientras estés conmigo- Y me sonrió,prometiendo con esa sonrisa que trataría de protegerme de cualquier cosa.

We get so Disconnected-M.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora