Soy un desastre.

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Aimé Engels:

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Aimé Engels:

En cuanto se abrió la reja y el auto entro a la mansión, un escalofrió lleno de rabia y tristeza me invade, siento como la amargura y la pesadez se expanden sobre mi pecho.

Estoy a punto de pedirle regresar al departamento, pero las palabras se ahogan en mi garganta, en este instante, me doy cuenta cuanto pesa mi secreto, cuanto duele este sentimiento.

Es increíble que ni siquiera yo... conozca mi propio corazón, porque siempre está huyendo.

Trato de disimular mis nervios e inseguridades, pero por dentro soy un volcán cargado de culpa, a punto de explotar.

«¡Dios mío! No sé lo que estoy haciendo» grito mentalmente.

Laurent toma mi mano y una corriente de electricidad recorre todo mi cuerpo, regresándome a la realidad, me sonríe con ilusión y eso es suficiente, para que me olvide hasta de respirar.

Le devuelvo la sonrisa, tratando de esconder mis nervios y sus ojos se iluminan, algo dentro de mí se rompe.

Laurent sale del auto y me abre la puerta, tengo que hacer un enorme esfuerzo para no caer, mis piernas se sienten tan frágiles como la plastilina

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Laurent sale del auto y me abre la puerta, tengo que hacer un enorme esfuerzo para no caer, mis piernas se sienten tan frágiles como la plastilina.

Dejo salir todo el aire contenido, sutilmente.

—Todo saldrá bien... no hay nada que temer...—Laurent pronuncia esas palabras, como si leyera mi alma. —Te soy honesto... el que estes aquí, me emociona más a mí que a Juha —veo la sinceridad en sus ojos.

Mi corazón late dolorosamente en mi pecho.

Una vez más ahogo mi culpa y dolor, por verlo sonreír.

Asiento.

—Bien... entremos —Laurent  dice y sonrie al tiempo que  me da un beso en la frente.

Une su mano a la mía y es como si me inyectara la fuerza que me falta, por un instante, me permito soñar que juntos... podemos conquistar el mundo.

Suspiro amargamente para mis adentros.

Subimos las escaleras que conectan el garaje subterráneo con la mansión, al llegar a la sala, Juha nos esta esperando con una enorme sonrisa.

Eternamente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora