Aimé es una chica sencilla, inocente e inexperta que solo vive para su trabajo, pero carga un secreto que la quema por dentro... como ella dice "El amor es un lujo que no se puede dar".
Laurent es un hombre extremadamente guapo y poli multimillonar...
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Aimé Engels:
No paro de reír ante las ocurrencias de Adam.
Este hombre, logra hacer que olvide de todo con cualquier tontería, a su lado se me pasa el tiempo volando.
Suelto un gran suspiro y me dejo caer en la banca.
Con delicadeza, el ojiazul acorta la distancia entre nosotros y me rodea con sus brazos, apoyo mi espalda en su pecho.
Siento una profunda sensación de paz, su calor es como un rayo de luz, una brisa de verano que me atrae, me relaja y me calma.
Me pierdo en su delicioso aroma varonil, con notas cedro y vainilla.
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—Como quisiera detener el tiempo —suelta en un susurro y besa mi cabeza.
—Sentados aquí... en medio de un parque —bebo un poco de mi café y rio. —No creo que sea algo muy cómodo.
—Contigo valdría la pena intentarlo —hunde su rostro en mi cabello.
Me estremezco al sentir su respiración en mi nuca.
—Incluso para el gran magnate de los negocios como usted señor Smith, existen límites —puedo escuchar una leve risa.
—Y por esa razón... adoro cada instante a tu lado —al escucharlo un nudo se forma en mi garganta.
Me limito a asentir porque no soy capaz de responder.
Mis ojos se viajan al horizonte admirando la puesta del sol a través de la ciudad.
Estar con Adam me resulta tan natural como respirar... fue sencillo acostumbrarme a su presencia en tan poco tiempo... sus detalles, su sonrisa, su forma de ser, le han brindado calor anhelado a mi frio corazón y eso me asusta.
En el fondo tengo miedo... tanto miedo de lo que el rubio está provocando en mí, tengo un inmenso pavor de darle el poder para sanar mis heridas y que al final me provoque una más.
«Ya una vez entregué mi corazón sin medida y... al final lo todo perdí»
Me muerdo los labios para evitar las ganas de gritar y sacar todo lo que me consume por dentro, sin embargo, no puedo contener el dolor que brota de mi alma rota, de mi centro aun sangra por la herida por amarlo tanto.
