Muchas veces me he hecho la misma pregunta. ¿Por qué no puedo alejarme de ella? ¿O por qué me cuesta tanto desprenderme de su ser? Es sencillo. La respuesta la conozco perfectamente. Y aunque quiera evadirla, no puedo.
¡¡Soy adicto a su pasión!! Soy esclavo de la forma como me aborda, como me mira, cuando me besa, como me toca. ¡Dios! Sus labios son una droga para mí. Hacerme suyo es algo fácil para ella. Está mujer destila tants lujuria que se apodera de mis sentidos en tan solo segundos. ¡Ella lo sabe! Entiende perfectamente que me tiene a su merced...
Me he vuelto su presa pasional y erótica. Mi juicio se evapora cuando está cerca de mi. El contoneo de sus pronunciadas caderas me enloquece. Es una de sus mejores se armas contra mi. Las usa majestuosamente, corrompiendo mi voluntad a su antojo.
Soy débil, lo admito. Pero lo disfruto. Es un simbiotismo absoluto, multiplicado al infinito. De una forma u otra forma, nos complementamos a nuestra manera. Es algo inexplicable, irracional y sobre todo, algo que no puedo evitar.
Es lo que somos a fin de cuentas.
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¡Pasión Desbordada!
RomanceEl irresistible magnetismo de la atracción nos lleva inevitablemente hacia el contacto sexual. Tarde o temprano, nos rendimos ante este instinto primordial que desafía cualquier resistencia.
