Capitulo 3: La libertad muere si no se usa

137 11 0
                                    

👑 ~La Sultana Melek~👑

Todas sus posibilidades de que la regresaran a su hogar, estaban a punto de irse al traste, y todo por culpa del sultán.

Por desgracia, Amberly ya había recorrido medio palacio para regresar a sus aposentos. Al principio estuvo aterrorizada, cuando le dijeron que el sultán la quería ver, pensaba que, apenas la pusieran delante del susodicho, el le arrancaría la ropa, la examinaría y luego mandaría a que la llevaran a su habitación. Pero no había sido así. El hombre que gobernaba ese país, no estaba interesado en su nueva concubina.  Sus costumbres eran otras. De hecho, ni siquiera la había mirado con atención. Una semana después de su llegada, la cuidaron con especial esmero, así recuperando el brillo de su larga cabellera y de su piel, fue en ese momento cuando decidieron apozarla ente a el. El sultán Solimán era alto y poderoso, de mirada intensa e intimidante. Atractivo. El halo de poder y magnanimidad que desprendía la hizo sentirse ligeramente más segura.

Tras una corta inspección, dio orden de que podía salir de sus aposentos con las únicas condiciones de que no se acercara al harem ni a las demás criadas y lo mas importante que aprendiera sus costumbres e idioma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tras una corta inspección, dio orden de que podía salir de sus aposentos con las únicas condiciones de que no se acercara al harem ni a las demás criadas y lo mas importante que aprendiera sus costumbres e idioma. Luego supo, por boca de Las criadas, que el seguramente la entregaría en matrimonio a algún pasha o si tenia suerte a uno de los príncipes. En ese instante, Amberly se prometió a si misma que en cuanto eso sucediera, iba a suicidarse o matar a alguien, algo que sin duda, iba contra sus principios. Por supuesto, con eso solo conseguiría que todo el mundo la repudiara sin mas dilatación. Pero eso no le importaba. Ellos bien la pudieron salvar, pero eso no evito que aun sabiendo lo que sucedió, decidieran apartarla mas de su hogar y sus recuerdos añorados, así decidiendo mantenerla prisionera, y ella no dudaría en hacer cualquier cosa para regresar.  Si, estaba rodeada de lujos, cada día que pasaba le traían regalos, le traían maestros particulares a sus aposentos y la cuidaban como si fuera una joya. Pero no dejaba de ser una prisionera. Eso no lo olvidaba.

Pero eso era algo que a Amberly le traía sin cuidado en ese momento. En cuanto Amberly estuvo a salvo en su habitación, supuso que era natural que se relajara, una vez instalada bajo el techo del sultán y sin poder hacer nada.  Le habían destinado una habitación muy hermosa, grande y ventiladas, decorada en partes blancas y cafés, y con las paredes beige artesonadas. El balcón era grande y tenia la vista trasera del palacio con vista al jardín secreto. La cama tenia labrado un montón de figuras paralelas a juego con el tapiz. A Amberly le incomodaba que hubiera una habitación continua a la suya, destinada a su nueva criada. La otra habitación tenia unos pocos muebles de cerezo y unos tapices de colores diferentes pero que combinaban, y una mesa de caoba. Cada detalle de las habitaciones era de una perfección asombrosa, desde las alfombras de Abusón que cubrían los suelos hasta los candelabros, que, colgaban del techo.

Amberly dejo una delicada tela en el primer lugar que vio, se lo habían dado para que se lo pusiera en su cabeza ante la presencia del sultán. Amberly se apoyo entonces contra la pared y cerro los ojos. Soltó un largo y profundo suspiro. ¿Por qué su destino se había vuelto tan desastroso?. Y mas importante todavía , ¿Por qué ella no hacia nada para salir de ahí?. Sabia que no quería estar ahí, pero aun sabiendo, no hacia nada para evitarlo. De hecho, si hubiera visto a otra persona en la misma situación, no abría dudado en juzgarla con dureza. La única persona que ayudaría a una persona en su situación, sin dudarlo ni temerla, era Carlos. Siempre había sido una buena persona... y quería regresar con el. Amberly quería pedirle ayuda para escapar, pero su instinto le decía que seria mejor no confiar totalmente en nadie. Borrando el irritado gesto de disgusto de su cara, la princesa se dirigió a la puerta de su instructora.

La Sultana MelekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora