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❝ VIVE TU VIDA ❞

― Si... No se ha levantado, no sé cuánto tiempo ha estado en el nido. No sé exactamente cuando lo hizo.

Benjamín abrió un poco la puerta para mirar hacia la cama, al cuerpo hecho un ovillo bajo las sábanas.

― Está dormido ahora, estuvo llorando un buen rato hasta que logró dormirse.

Habían pasado las horas, era casi la media tarde, Joss no había regresado y tampoco contestaba ninguna de las mínimo diez llamadas que le había dejado, ni había leído los mensajes.

Escuchó al médico suspirar.

― ¿Todavía no lo marcaste, Ben?

― No ―respondió, bastante bajo.

― ¿Y qué esperas?

Benjamín no quería hablar, no quería hacerlo.

― No quiero marcarlo sin que él quiera ―dijo la primera excusa que se le pasó por la mente.

― Si te refieres al tema del amor, eso puede esperar, pero la vida es algo más importante, chico ―habló el médico―. Ya tendrán tiempo para enamorarse, pero para eso Nine tiene que sobrevivir, debes hacer el lazo.

Benjamín negó, por más que el doctor no lo viera.

Sin querer decir nada más, el joven alfa colgó, se giró a la puerta y la miró un momento antes de entrar al cuarto.

Se acercó a la cama, concentrándose el tranquilo vaivén de la respiración del omega.

Benjamín apoyó una mano en el hombro del chico.

― Nine... Despierta, tengo algo importante para decirte... ―Benjamin movió un poco su cuerpo, pero el chico no reaccionó―. Nine... ¿Nine?

Corrió las sábanas que lo cubrían, viendo lo tranquilo del rostro del omega al dormir, y como sus labios se movían un poco con su lenta respiración.

Benjamín acercó el dorso de su mano sobre su mejilla, estaba muy frío.

Nine ya no tenía rubor en el rostro, al contrario, su piel casi parecía haber perdido su tonalidad, oscuras y moradas ojeras lo acompañaban bajo sus ojos, además de sus labios tenían un tono azulado.

El corazón de Benjamín se aceleró por la preocupación, el omega se veía mucho peor que antes.

Subió a la cama, olvidándose lo incorrecto que era romper el nido, y como si Nine hubiera sentido eso comenzó a negar con la cabeza, su expresión tranquila cambió a una desesperada, aunque no tenía fuerza para abrir los ojos, sus pestañas aleteaban, apretaba los ojos y apenas abría una rendija para ver, aunque no pudo mirar bien al alfa sobre él.

― Tranquilo, Nine ―intentó calmarlo por lo bajo. Lo tomó de los lados, apretandolo contra sí en un abrazo firme, aunque el omega se agitó para intentar liberarse.

― N-No... ―su voz se oía rota, casi parecía que le dolía hablar.

La mirada de Benjamín fue hacia el cuello del omega, analizando con cuidado la lisa piel, imaginando una marca en su lugar correcto.

Sin su total consentimiento, sus manos fueron hacia el cuello de Nine. El omega se sobresaltó, como si supiera lo que el Alfa estaba pensando y lo que seguiría después.

― No, no, no... ―pidió removiendose, apenas con un hilo de voz, sintiendo cálidas lágrimas caer por sus mejillas― No serás mi alfa, mi lazo no es contigo, no...

Benjamín se alejó para mirarlo.

― Yo tampoco quiero, Nine... ―murmuró.

― ¿Entonces por qué mierda lo haces? ―soltó, con sus ojos apenas abiertos.

Benjamín se detuvo, y por un segundo admiró a aquel omega con todo su ser, aún estando tan débil y enfermo, Nine mantenía su postura, y estaba dispuesto a pelear incluso sin poder moverse.

― ¿Sabes que estás muriendo, Nine? ―dijo, casi en un susurro.

Nine se congeló un momento, su labio inferior comenzó a temblar, negó suavemente.

― No voy a morir ―murmuró―, mi alfa no va a dejarme...

― ¿Tu alfa?

Nine asintió, las lágrimas trazando un camino por sus mejillas, pero aún así, sonrió.

Benjamín recordó las conversaciones que tuvo con Joss.

― Tu alfa... ¿Joong Archen?

Nine volvió a asentir.

― Estuviste con él cuando te creíamos perdido, ¿Verdad?

Nine asintió nuevamente.

― Él me cuidó ―en cada palabra dicha, sus ojos parecieron recuperar un poco aquel brillo que, Benjamín pensó, se había extinguido―. Y me prometió que estaríamos juntos, así que vete.

Benjamín suspiró.

― Nine, tú... ¿Ves a Joong por aquí?

― Él v-vendrá...

― Estás muriendo, Nine, y yo puedo salvarte.

― No me estás salvando ―Nine hablaba con seguridad, a pesar de sonar débil―. Me estás condenando a vivir.

Benjamín no pudo decir nada.

― Te estás condenando a vivir también ―agregó el omega―. ¿No puedes vivir por ti mismo? ¿Al menos en una vida? Por qué no pruebas vivir tu vida, Benjamín......

El peliblanco no tenía palabras.

Los ojos de Nine se cerraron, dejó de forcejear y Benjamín recargó su liviano cuerpo sobre él.

La respiración del omega estaba agitada, casi como si hubiera corrido varios kilómetros, se había agotado en esa discusión.

― Déjame... Déjame dormir ―imploró el omega, en su pecho― y no hagas nada.

Benjamín tardó un segundo en hacerle caso al Omega, lo dejó en la cama, cubriéndolo con la sábanas y volviendo a acomodar torpemente el nido, salió del cuarto sintiéndose un poco mal.

Caminó por el pasillo, intentando borrar la idea de que Nine moriría por su culpa.

La puerta de la entrada fue abierta bruscamente, y frunció el ceño.

Escuchó pasos apresurados y al llegar a la escaleras vió a tres personas en su sala.

― ¿Earth? ―murmuró, sintiendo su corazón agitarse al notar al beta presente.

Los tres alzaron la vista hacia él, pero un llanto los hizo mirar más allá.

Un sollozo como el de un animal, viniendo desde detrás de la última puerta del pasillo.

― ¿Nine?

Un intenso olor a café lo hizo voltear de nuevo, viendo a el único de los tres que no conocía, un chico de cabellos negros y de piel acanelada, subiendo las escaleras rápidamente.

Su fuerte olor y el bajo gruñido del chico lo hizo apartarse del camino, pegando su espalda a la pared.

Al pasar a su lado, ahora captando el olor a pino, pareció golpearlo por su intensidad.

Vió a aquel alfa pelinegro entrar al cuarto del Omega, cerrando la puerta rápidamente.

  
   
 

DELTA.{ ∆*JOONGNINE*∆}[--Adaptación--]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora