DELTA.{ ∆*JOONGNINE*∆}[--Adaptación--]

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❝ LA OMEGA QUE NO QUIERES❞

　　　　　　　 　
　

Bass se removía inquieto entre las sábanas, su lobo interno estaba igual ―o quizás peor― que él, arañando en su pecho con desesperación y preocupación por igual.

A lo lejos, podía escuchar al reciente novio de su hermana y la mejor amiga de esta discutiendo, entre las voces de alfa de ambos y los gruñidos animales, su lobo se sentía intimidado por más que él no estuviera involucrado.

Bass vivía en el segundo piso de la casa, el cual compartía con Joss, donde un cartel que la abuela del omega había bordado y colgado en el pasillo, marcaba el inicio de lo que llamaban "su territorio" con su nombre de pareja.

Su alfa solía pasar la mayor parte del tiempo con él en Bangkok, salvo cuando se iban unos días de visita a Chiang-mal, aunque preferían quedarse en casa de los pakorn.

El omega tenía tantas responsabilidades como su propia madre en esa casa, así que no podía irse sin más con su alfa a Chiang-mal, a demás que no podría soportar estar tan lejos de su familia. Joss lo entendía y no se negaba.

Vivían juntos desde hacía tres años, cuando decidieron llevar su relación a otro nivel, compartiendo un lazo y un mismo techo.

Pero el punto era que él seguía allí, y las cosas no estaban tan cómodas en ese momento, con el fuerte aroma de su hermana acaparando el ambiente y picando en su nariz ―a causa de su celo― llegando hasta su cuarto, y casi podía escuchar sus sollozos.

Entendía poco y nada de la situación, pero se sentía mal por el estado de su hermana.

Bianca había entrado en celo de repente, se había adelantado un mes, y estaba en plena cita con su novio cuando ello ocurrió, un alfa que tenía mucho porte de ser alguien serio como también pacífico y hasta cierto punto sumiso ―más al lado de alguien con la personalidad tan fuerte como la de Bianca―, pero parecía que se había alterado cuando el olor de la omega había aumentado considerablemente de golpe.

Bianca no quería ser marcada aún pero su alfa pareció no entenderlo, y sin pensarlo se decidió en llamar a Alexiie para que se enfrentara al chico ya que ella no podía contra un alfa violento por no poder marcar a su omega.

Por un lado, Bass estaba tranquilo porque su hermana contara con amigas como Alexiie, pero con el caoz que parecía haber surgido afuera, la sensación era casi nula.

― ¿Puedes relajarte? ―escuchó a Joss decir desde la puerta del cuarto, pasaron unos segundos hasta que el joven estuviera dirigiéndose hacia la cama, para luego acostarse a su lado― siento tus emociones y al lazo jodidamente tenso,. Todo estará bien, en serio.

Joss se inclinó un poco hacia él, abrazándolo por la espalda y dejando suaves besos en la marca de su cuello y mejillas. Bass se acomodó en sus brazos para voltearse y refugiarse en el pecho de su alfa, el fresco aroma a cerezas y menta del actual pelinegro calmandolo de a poco.

― Los gritos no son para tí, la voz de alfa tampoco, no pienses en eso ―habló con voz tranquila, sintiendo al lobo del chico intimidado.

Sus instintos le pedían a gritos defender a su omega de lo que fuera que amenazaba su bienestar, pero Joss no iba a meterse en el drama de otras personas, prefería consolarlo antes que pelear.

Bass asintió, él lo sabía, su lobo no tanto, aunque las palabras y el apoyo de su alfa lo tranquilizaron.

No supo el momento preciso en el que se quedó dormido en esa misma posición, llenándose de la fuerte y abrigadora esencia de su alfa, tampoco notó cuando Joss se había escurrido de la cama y despertó sin su cálida compañía, aunque el aroma aún persistía en la cama y su propia piel.