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❝ DESCANSA❞

         
 

― ¿Tu abuela va a estar despierta a las cinco de la mañana? ―preguntó Joss sin ganas, apoyando el peso de su cuerpo en el capó del auto, cruzado de brazos, temblando un poco por el frío que atravesaba su abrigo.

Los hermanos estaban impresionados por la mansión de la familia de Nine, aunque el omega no hizo nada más que poner una clave desde su celular que hizo abrir el portón, e ignoró el camino hacia la mansión para guiarlos por un sendero rodeado de árboles, pasando por un espacio apenas lo suficientemente amplio para no dañar el auto, hasta encontrar su lugar deseado.

El auto fue estacionado a unos cuantos metros de la entrada a una modesta casa, con grandes y amplias ventanas pero que sólo dejaban ver unas cortinas bordadas.

― Sólo tengo que golpear fuerte ―murmuró Nine, comenzando a caminar hacia la puerta, seguido de Joong.

El omega golpeó con sus nudillos la oscura madera y esperó unos segundos que parecieron eternos, alzó la mano para volver a golpear pero la puerta se abrió, dejando ver a una mujer de cabello blanco que aún se ajustaba una bata gris, esta frunció el ceño hasta que su vista se enfocó en el rostro de Nine.

Su rostro se iluminó, sonriendo ampliamente, sus ojos escondiéndose detrás de sus arrugadas mejillas.

― ¡Nine! ―la señora abrió los brazos, recibiendo a su nieto con un abrazo.

Miró por sobre el hombro del omega a Joong, parado un metro más atrás, el chico le regaló una sonrisa tímida, le pareció adorable cuando la abuela hizo una ligera "o" con los labios, como si lo reconociera.

― ¿Ese es tu alfa, cariño? ―escuchó murmurar a la señora.

Joong se ruborizó al ser llamado así, y se encogió poquito cuando escuchó a Nine reír.

El omega asintió, separándose del abrazo.

Esta vez, la abuela abrió sus brazos hacia él, Joong se acercó y la señora lo abrazó con las mismas ganas que lo había hecho con su nieto.

Un poco sorprendido por la fuerza de los delgados y arrugados brazos de la abuela, Joong sintió el olor a miel y caramelo de la señora.

Con la edad, cuando los omegas perdían la capacidad de tener hijos, su olor solía casi desaparecer, en mayor o menor medida, dependía de cada persona, pero Joong se sintió cómodo con el olor de la abuela, quizás porque se parecía bastante al de Nine.

― Dejas a mi nietito y tendré preparada la escopeta con tu nombre en una bala ―habló la abuela, con dulzura, haciendo que Joong tragara duro.

Escuchó otra vez a Nine reir, y al cortar el abrazo notó que Joss lo miraba también con una expresión divertida por las palabras de la señora.

Aún así, la abuela le dedicó una sonrisa dulce.

― No te asustes ―dijo Nine, ahora a su lado, apretando ligero su muñeca―. Es un poco paranoica con los alfas ―el chico suspiró un poco―. El abuelo la dejó por otra omega, no confía mucho en ellos desde entonces.

Joong se alzó de hombros, no la culpaba, a pesar que se había sorprendido cuando había hablado.

La abuela ofreció un abrazo a Joss cuando fue conciente de la presencia de otra persona y a pesar de negarse, la señora no le hizo caso. Luego los hizo entrar, encendiendo las luces de la sala y cocina, comenzando a ofrecer bebidas calientes y comida.

DELTA.{ ∆*JOONGNINE*∆}[--Adaptación--]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora