Los Korred: Danzas malditas y tesoros

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Durante unas fiestas populares en Cornualles, algunos jóvenes tuvieron una idea que a ellos les pareció fantástica, pero e la que se acabaron arrepintiendo. 

Aquella noche bebieron demasiado y decidieron ir a la zona del monte donde se alzan los menhires que construyeron los korred siglos atrás. Se contaban toda clase de historias sobre estas criaturas y, la más atractiva de todas, era que debajo de cada menhir había un tesoro tan bien escondido que sólo durante una noche de luna llena podría ser encontrado. Pero no valía cualquier noche de luna llena, debía de ser una en la que los korred salen a bailar sus rituales y señalan la tierra con sus pezuñas de cabra y arañan la roca con sus uñas de gato.

Precisamente aquella noche de la fiesta en Cornualles también era una noche de diversión para los korred. Desde el bosque, los jóvenes los vieron bailar alrededor de los dólmenes, y sabían que debían esperar a que cayeran agotados para poder robarles su tesoro. Sólo entonces podrían acercarse sin peligro. sin embargo, el grupo empezó a impacientarse. Ya había llegado la mañana y todavía quedaban un par de korred despiertos y danzando, aunque ya muy cansados. Así que en cuanto se derrumbaron sobre la tierra, los jóvenes corrieron hacia el menhir más cercano y comenzaron a cavar  con avaricia.

Pero ocurrió que el sueño aún no había vencido al último de los korred. Le bastó una mirada para maldecirlos, y con su voz bronca y afónica gritó "Danzad, malditos". Y ya no pudieron parar de bailar sobre su tesoro hasta que los huesos se les gastaron y murieron de cansancio.

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