Los Trasgos: duendes domésticos traviesos

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Cuentan en Galicia que una humilde familia tuvo que compartir su casa durante mucho tiempo con un extraño ser, el trasgo, un duendecito travieso y divertido que siempre estaba ideando trastadas con las que entretenerse. Y todo el mundo sabe que la convivencia con un trasgo puede llegar a ser desesperante, pues son más activos durante la noche.

Como era muy alegre y trabajador, la familia le tenía mucho cariño, pero llegó un momento en que vivir con él se hizo insoportable. De noche, cuando todos trataban de dormir, él se levantaba y formaba un ruido increíble. Todo lo tocaba, todo lo cambiaba de sitio, lo que se hacía desesperante para el padre, que nunca encontraba las llaves, o para la madre, que se pasaba el día recogiendo trozos de los jarrones que él rompía sin querer. Los hijos se divertían con sus ocurrencias, pero sabían que la situación era insostenible, y por eso comprendieron a sus padres cuando decidieron echar al trasgo de la casa.

La madre había escuchado en el pueblo que el remedio más eficaz para que un trasgo abandonara una casa era ponerle una tarea difícil de realizar para que desistiera de hacerla y se fuera. «¿Le dejo mis ejercicios de matemáticas?», dijo el niño. «No», contestó la madre, «tenemos que pensar algo realmente difícil». «Ya está», intervino el padre, «se me ha ocurrido algo que puede acabar con su paciencia. Ordenémosle que saque todo el grano del granero y que lo lleve hasta la caseta del bosque, aunque eso sí, tenemos que decirle que es importante que lo lleve uno a uno».

Y eso es lo que hicieron. Durante tres días vieron al trasgo entrar y salir del granero, pero desapareció al llegar el cuarto.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2021 ⏰

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