Capítulo 2

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"Sobrevivir nunca fue tan complicado"

Me arrastro entre las hojas secas con el terror helado del miedo calando mis huesos y cada parte de mi, ignorando el silencio a mi alrededor.
Se que estoy sola porque el maldito que me dejó aquí desapareció en el interior del muro una vez que me empujó.

¿Por qué tendría yo que ser otro sacrificio? Era yo o Laena, fue mi decisión y la estoy aceptando a pesar del terror que me invade. Estoy segura que pronto seré devorada, seré un sacrificio más y sin importancia por parte del alcalde. Una maldita comida para bestias que nunca he visto.

Ahogo un gemido que pugna salir de mis labios ante el dolor en mi vientre y pómulo. De hecho todo duele, semejante paliza he recibido.
Soy consciente que mi labio sangra sin cesar y que de alguna forma soy una presa fácil o de eso intento no convencerme. Soy renuente a aceptar la idea que dentro de pocos minutos estaré muerta.

Un gruñido resuena por el bosque y me estremezco. No suena como un lobo o oso, esto es algo diferente...algo inhumano, completamente escalofriante como el bosque mismo. Vuelvo a mover mi cuerpo hasta que termino recostada a un árbol, apoyando mi mejilla en la corteza rústica de este intentando buscar calor.

O fuerzas.

Necesito fuerzas porque estoy malditamente asustada. Aterrada del concierto de gruñidos que le siguen al primero, cada uno más cerca que el otro. Puedo asegurar que están cazando...no, cazándome.

Vienen por mi.

Miro a mi alrededor de forma frenética y me levanto como puedo, podría trepar el muro pero definitivamente no aseguraría mi supervivencia, del otro lado deben esperar que muera.
Me agarro el costado soltando un suspiro cargado de dolor, decido caminar, adentrarme más en el bosque.

—Mierda. —Trastabillo y me siento patética por mi debilidad, mis extremidades se sienten flojas y temblorosas. Vuelvo a intentarlo, arrastrando mis pies con pesadez.

No sé alrededor de cuanto he caminado pero no vuelvo a escuchar más gruñidos, eso de alguna forma me tranquiliza aunque no por mucho tiempo, el bosque rodeándome no me da seguridad y temo que alguna criatura esté escondida preparada para atacar. El pensamiento ya en sí me causa terror puro que intento controlar con respiraciones suaves.

Comida.

Salto en mi lugar ante aquella voz grave e inhumana. Mis ojos barren por todos lados buscando con desespero de donde provino el sonido bajo e intimidante. Apreto mis labios sofocando un ataque de pánico que quiero surgir de mi, no es momento para esto.

Comida.

La voz grave vuelve a resonar de entre los árboles. Mis ojos no logran capturar nada, ni siquiera un movimiento y dudo que preguntar quién anda ahí tenga buen resultado.
Me agacho sin dejar de mirar a mi alrededor, mis manos tantean frenéticamente buscando aunque sea una roca o algo para defenderme.

Mi presa.

Es todo lo que logro escuchar antes que sienta un golpe en la parte posterior de mi cabeza, no puedo moverme y poco a pocos mis párpados se cierran hasta que ya no hay más.

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