Capítulo 14

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"La mejor decisión no existe, cada acción puede llevarte a la ruina".

Acker guía mi cuerpo hacia adelante con movimientos suaves y minuciosos. Cualquiera podría decir que no hay forma que una persona aprenda así pero para él no tiene relevancia mis protestas.

—Así no. —Me quejo cuando me dobla en una posición incómoda. Su impresionante cuerpo chocando contra mi espalda.

Lo escucho chasquear la lengua.

—Así no llegaremos a ninguna parte —Advierte. Su mano se enreda alrededor de mi cabello y tira hacía atrás con suficiente fuerza para encerrarme entre sus brazos.

—¡¿Que carajos?! —Lo aparto de un manotazo. Mis mejillas enrojecen de ira contenida o quizá excitación—. No voy a ser bruce lee solo por unas cuantas lecciones.

Los labios del idiota se estiran en una sonrisa que quisiera borrar de un puñetazo.

—Los movimientos básicos podrían ayudarte más adelante —Señala con voz neutra—. Y deja de mirarme de esa forma, mujer.

Entrecierro los ojos y me libero. Estoy harta de esto. De esta cueva, de las bestias.

De Acker por ser tan inocente.

En pocos días se ha metido en mi piel como una maldita bacteria, una que arrasa con todo y odio como de bien me hace sentir.

El entrenamiento que apenas ha comenzando no ayuda en la situación, hay mucho contacto físico y si no supiera que la bestia no sabe nada al respecto estaría segura que lo hace a propósito.

—Ojalá vuelvan pronto Regak y Kreuk —Murmuro por lo bajo.

—¿Por qué? —Acker suelta un gruñido feroz que retumba por su pecho y me da esa mirada intensa que aumentan los latidos de mi corazón—. ¿Por qué quieres que vuelvan?

Y ahí está. Acechándome como un animal salvaje, con esos ojos rubís depredadores. Sigue cada una de mis acciones sin parpadear.

Trago duro.

—No seas así. —Mi suspiro está cargado de una súplica silenciosa que quiero que siga—. No hagas esto.

—¿Por qué no, Krista? —Su tono de voz es más pronunciado y ronco—. ¿No es es eso lo que quieres? Quieres que te toque, que te lama y que te posea de todas las formas.

Lame su labio inferior. El deleite bailando en aquellas pupilas dilatadas.

—Arrodíllate. —Ordena.

Mi aliento se atasca e intento negarme aunque eso no sirva de nada.

—Acker, basta. —Pido. Mis manos se enrollan en puños y alzo la barbilla con rebeldía—. Ni siquiera entiendes lo que sucede.

Si lo hicieras probablemente estaría contigo sin importarme que seas una bestia.

¿Por qué debería detenerme? ¿Que debería hacer? ¿Que puedo lograr? Son preguntas aleatorias y sé que no obtendré respuestas. No de la forma tradicional.

Debería preocuparme por lo importante. No hemos escuchado gruñidos y ciertamente Acker no detecta que estén lo suficiente cerca como para ser un peligro.

—Arrodíllate, pequeña humana —Vuelve a insistir, empujándome hacia abajo. La simple presión de sus manos en mis hombros es lo que necesito para doblegarme.

Tristemente me gusta que me domine. Lo odio.

Quisiera ver a un Acker vulnerable para mi, uno que pueda sentirte conectado más de lo que ya estamos. Y esa idea llega a mi mente con la rapidez de un estornudo.

Conquistando a la bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora