Capítulo 20

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Me aparto con deliberada lentitud. El cuerpo de Kreuk se balanceó pero para mí alivió la horrible herida en su hombro se cerró y Regak lo acomodó para luego enfrentar a los recién llegados.

No me moví.

Ni siquiera estoy segura de estar respirando.

Las pupilas oscuras no se apartaron de mi y yo no solo pude analizar la figura exótica junto a él.

Una mujer cuyos ojos me observaron con fiereza y resentimiento. Alta de un modo similar a Kreuk su prominencia dejó en claro su gen como bestia.

Labios resecos, ojos oscuros y cabello tan negro como la noche, piel pálida de ese tono enfermizo que suelo ver en Acker.

Ella es hermosa.

Y pasó toda una noche con mi bestia.

El dolor en mi pecho aumenta y debo apretar los dientes para no soltar alguna grosería en voz alta. Lo odio. Odio el sentimiento que me carcome de adentro hacia afuera y odio a Acker por dejarme e irse con esa mujer.

—¿Que demonios está pasando? —Acker gruñe furioso, sus puños apretados se vuelven blancos de la presión. Me mira como un animal enjaulado.

No evito burlarme.

—Mientras tú pasabas un buen rato yo le salvo la vida a tu amigo, ¿o debí dejarlo morir? ¿Esa mierda te haría feliz, eh?

Se detiene bruscamente. Su respiración se detiene y juro que me acecha como si yo fuera la cosa más exasperante del mundo.

¿Que coños? El maldito trajo y pasó toda una noche con esa hermosa mujer que parece querer matarme. Yo soy quien debería enojarme.

Kreuk ni siquiera estaba consciente de la mordida.

Regak suspira ya harto del extraño ambiente.

—Acker, no es por nada pero si no fuera por la sangre de Krista entonces Kreuk estaría débil y estaríamos desprotegidos.

Eso lo calma porque todo su cuerpo recupera un ritmo normal. Toma el antebrazo de la pelinegra a su lado.

—Fesha, es mejor que estés con nosotros ahora —Indica. Su tono suave y tierno.

Mi estómago se retuerce en nudos atroces.

Me muerdo el labio inferior con tanta fuerza que temo hacerme daño

Dios mío. Debo estar volviéndome loca.

Acker solo es un puto polvo. No tengo porque ponerme celosa. Si jodio a la tal Fesha o Fresa pues entonces no volverá a poner su polla dentro de mi precioso coño.

Sin embargo mi boca no está de acuerdo con mis pensamientos.

—¿Entonces será así? —Gesticulo destilando frialdad—. ¿Harás esto sin el permiso del grupo o alguna mierda así?

—¿Que?

Acker da un paso hacia mi. Retrocedo instintivamente. Eso sin duda lo cabrea.

—¿Que haces mujer? No retrocedas. —Uno de sus carnosos labios se curva. Un gesto que conozco tan bien, lo hace cuando está disgustado.

—¿Por qué le ruegas a la humana, Acker? Los humanos solo son comida —La mujer finalmente habla. Su voz extrañamente lírica tan diferente a su aspecto rudo—. Con ella podríamos comer unos días.

Me mira como yo babeo cuando veo papas con queso.

Odio que me vea así.

Sorprendentemente es Regak quien se coloca frente a mi.

Conquistando a la bestia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora