U R [🐶MINHYUK]

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Era casi imposible ignorar esos recuerdos y esos sentimientos que brotaban de su interior cada que te veía, cada que escuchaba tu risa, cada que pasabas a su lado o al cruzaban las miradas. Los nervios trataban de apoderarse de él, pero jugar y decir cosas sin sentido con Jooheon o tratar de hacer enojar a Kihyun lo ayudaban a olvidarse de esa sensación.

Minhyuk estaba consciente de que tal vez estaba mal ocultarlo. Estaba mal negarte y que tú lo ignoraras en los pasillos, en las oficinas e incluso fuera del edificio; cualquier lugar público o con ojos alrededor era peligroso para ambos. Eso lo mataba totalmente, pues sabía que esa no era tu naturaleza, pero era algo que tenían que hacer.

Cuando tenías que saludarlo por mera cordialidad ante los demás, se reía para sus adentros y a veces le molestaba un poco escucharte con esa tonalidad de voz tan diferente a como suele serlo naturalmente; odiaba tener que verte con una fachada que simplemente no tenía nada que ver contigo cuando él sabía en realidad lo que ocultabas con esa personalidad aparentemente madura. Las veces que te encontraba al borde de las lágrimas por cometer errores tan humanos y por escuchar críticas, reclamos y comentarios negativos por el trabajo que tratabas de hacer lo más correcto posible y que los demás no sabían apreciar o cuando al cruzar la puerta del edificio ponías una sonrisa que les hacía creer a los demás que todo en tu vida estaba bien, lo hacía querer sacarte de ahí llevarte a un lugar donde estés siempre segura en sus brazos, dejar de sentir esa impotencia de consolarte y repetirte mil y un veces que estará ahí para ti.

Pero estaría mintiendo, porque al menos dentro del edificio de la empresa en la que trabajaban, frente a millones de ojos que siempre estaban fijos en él y su agenda tan apretada, impedían que tuviera esa dicha de poder correr hacia ti y sostenerte como él tanto quisiera. Hacerte las cosas que él ama hacer a su manera bajo la tenue luz de una vela o en completa oscuridad, acurrucados en la misma cama mientras rozan sus cuerpos en busca de más y más.

Sin embargo, existía un lugar donde ambos podían estar tan cerca como quisieran sin temor de ser descubiertos por nadie. Todos los fines de semana, Minhyuk cerraba la puerta de tu apartamento detrás de él con el mayor cuidado posible, como si alguien pudiera escuchar quien salía o entraba ahí, para después verte en la sala o en el comedor o en la cocina o en el cuarto esperándolo con los brazos abiertos. A veces dormida, a veces cocinando, a veces viendo una película o leyendo o en el móvil, y a veces recostada en la cama, esperando pacientemente. Ningún fin de semana completo, ningunas vacaciones, ninguna escapada hacía que se llenaran por completo del otro; simplemente se necesitaban cerca para poder estar en paz.

Amaba la manera en la que tus manos se deslizaban por su delicada figura y en la que tus labios buscaban los suyos para después unirse en un tierno y necesitado beso lleno de todo el cariño que guardaban. Minhyuk estaba contento con este espacio que, a pesar de ser pequeño, era feliz con el simple hecho de estar contigo y entre más pequeño el espacio, mejor para él. No necesitaba nada más que una cama o cualquier superficie y a su bella chica para mostrarle todo el amor que le tenía y la felicidad que le provocaba.

Llenar tu boca con su nombre, escucharte en la oscuridad de la sala o de tu cuarto lo hacía pleno, sentía que lo tenía y lo podía todo. Era la manera más hermosa en la que podía reiniciarse y reiniciar tu día, olvidarse de sus preocupaciones y de todo el mundo, para poder enfocarse en ustedes. Sentirse solos por un instante y ser dueños de su propio mundo era lo que Minhyuk y tú necesitaban para poder continuar con su vida. Sólo unos días con la persona que más amas y nadie más, complementando tanto tu cuerpo como tu alma.

Ese pequeño rincón, esa casa y esa persona tan amada para él, lo volvían feliz y completo. Escucharte llorar, quejarte, reír, decir maldiciones, hacer bromas tontas con él, consolarte, arrullarte, ducharse juntos, cocinar contigo, todo eso era lo mejor que podía pasarle y te lo demostraba siempre que podía, siempre que tenían ese espacio para expresar lo que les gustaba y lo que no, lo que amaban, lo que odiaban y todo lo que esperaban de la vida. Él amaba ser quien escuchara todo eso e hiciera esas cosas contigo, amaba conocer todo de ti y amaba saber todo lo que eres.

-Tú eres lo que quería, jagya -susurraría sobre tu cabello, muy cerca de tu oído, deteniendo las caricias en tu vientre y pecho, para después caer dormido luego de tapar tu cuerpo desnudo con la sábana-. Tú eres.

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¡Hey! ¿Me extrañaron? Porque yo sí :c
Disculpen la súper ultra mega demora y espero disfruten esta pequeña actualización.
¡Lxs tqm!  💕

Imaginas con Monsta XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora