Capítulo. 24. Puedo ofrecerte mi amistad

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Hola soy yo otra vez ¿Cómo han estado? Espero se estén cuidando en esta pandemia.
Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.
Disfrútenlo
YYY

Capítulo. 24. Puedo ofrecerte mi amistad.

Nieves se sentía tanto una carga que era doloroso tener que lidiar con todo lo que aquella situación representaba. No podía evitar toser sangre y pétalos, mucho menos hoy porque recordó los abrazos conciliadores de la persona que tanto amó. O llorar en ese pecho escondida, al tiempo que le acariciaban con tanto amor el cabello, y le susurraba palabras de aliento, aquello era en definitiva como debía ser la vida. Ahora, solamente sabía derrumbarse en los brazos de sus amigos, a quienes estaba arrastrando en su vórtice de dolencias. Ellos tenían que cargar con sus tonterías y el peso que ya no podía simplemente aguantar sola. Se desmoronaba lentamente, dejando heridos a muchos a su paso. Ella agonizaba y sería más feliz si todo aquel teatro acabase pronto, pero parecía que sus seres queridos no podrían lidiar con eso. Rubius no tendría nada, se quedaría solo. Luzu no podría con el peso de la responsabilidad que levantaron los 3 él solo, de por sí ya no podía; con su muerte, ella era consciente de que su osito se pondría lo suficientemente mal como para dejar de lado todo y encerrarse en sí mismo. Abandonando a Luzu aún más en todo aquello, no dándole tiempo de vivir su duelo porque él tendría que ser fuerte para mantener el sueño de los 3 a flote. Aunque al menos ya tenía a la fiel Lanita y su querido Raúl para apoyarlo a no derrumbarse. Pero Rubius no tenía a nadie que realmente quisiese cuidarlo.
Por eso ella lloraba; entre la sangre que tosía, ese dolor asfixiante en el pecho que estaba consumiéndola viva porque sentía que se desgarraba por dentro, los pétalos horribles que seguían sabiendo fatal y luciendo deprimentes; ella seguía ahí dando una imagen desalentadora. Pensando en todos los que amaba y recodando las fechas cuando ella también tenía quien le secara las lágrimas, para llenarle de besos las mejillas. A este paso tendrían que limpiarle los pulmones de nuevo. Samuel solamente estaba ahí con una mirada lúgubre; viéndola tener esa crisis que, eventualmente, serían más seguidas hasta que una finalmente la matase.
Alex la estuvo intentando consolar un rato pero se notaba que tanto Samuel como su mejor amigo estaban consumidos por el dolor que les dejó toda la escena. Ella podía ver las dudas llenándoles la cabeza. De Luque se notaba muy roto porque sentía que alcanzar al noruego seria tarea imposible, como si lo que sea que se estuviera formando entre ellos terminase en algo unilateral, porque el de ojos verdes terminaría huyendo de todo y le dejaría con el corazón roto de nuevo. Esas dudas que ella misma se hacía, aunque era obvio que también siendo ambos médicos, sabían que era de lo que estaba enferma. Por ende, tenían la clásica pregunta más usual cuando la gente sabía que su enfermedad era producida por un amor no correspondido “¿De quién te enamoraste?”. Una pregunta por demás invasiva y dolorosa.
De alguien irreal, tan irreal que al final tuvo que volver al mundo de los sueños de donde parecía habitar; dejándola con el corazón roto al grado de literalmente estar muriendo de eso.
Alex salió de la habitación, se notaba aturdido y ofuscado. Seguramente se fue a ver como estaban los demás. Ella solamente se disculpaba con Samuel todo el rato en que su crisis tonta duraba y él aseguraba amablemente que no era nada. Aunque ambos sabían que eso era una mentira vil. Sin embargo, ninguno diría nada para desmentir aquello.

YYY

El tontito de Doblas lo dejó ahí solo con Nieves, y de paso también Alex quien de por sí ya lucia derrotado por todo eso, cualquiera que conociera bien el enano, sabría detectar los cambios de este aun los que eran difíciles de percibir para cualquiera. Alex iba a enfadarse pero envió cierto mensaje que podría ayudarlo. Solamente esperaba que el tipo ese bobito se apurase. Estaba intentando ordenar sus ideas y tranquilizar a la pelirroja, cuando fuera de la habitación se paró Rubius lo suficiente para que solo Samuel lo notase , sus miradas se encontraron y el de ojos verdes le hizo señas al de ojos amatistas. Quien se puso nervioso pero Nieves le tocó el brazo y lo alentó a dejarla sola un momento. Ella esperaba que fuese su osito y que ambos pudiesen mejorar.

─ ¿Qué pasa chaval?

Fue todo lo que pudo preguntar Samuel cuando Rubius lo abrazó muy fuerte entre para buscar consuelo y brindárselo al contrario. Por lo que De Luque no tardó nada en corresponder.

─Lamento mucho arrastrarte a todo esto, cuando ni siquiera te he tratado bien casi nunca, al menos déjame decirte que serás mi amigo. Solo si tú lo quieres, tampoco te voy a obligar.

Ambos estaban a punto de llorar de nuevo apretando lo más posible al otro.

─Eso me gustaría mucho, chiqui.

YYY

¿Qué pasara? Lo comenzaremos a saber en el capítulo 25. Sé que no me querías aquí

Las flores bajo la nieve [Rubegetta] (resubida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora