Capítulo. 34. Malditas invitaciones de boda

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Hola soy yo otra vez ¿Cómo han estado? Espero se estén cuidando en esta pandemia. Primer cap de año

Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.

Disfrútenlo

YYY

Capítulo. 34. Malditas invitaciones de boda  

Ahí sobre la mesa estaba la culminación de una etapa. En pequeños sobres, de color verde menta con decoraciones doradas, en letras cursivas estaban escritos los nombres completos de ambos prometidos de ojos verdes, el lugar y la fecha donde seria oficial su matrimonio.

En ese pequeño sobre, que alguna vez soñó Alexby con Frank, este lo invitaba a su boda por la persona por lo que lo abandonó. Ese sobre que estaba matándolos a ambos. Era como la sentencia definitiva de su pasado y de su enorme amor. Era como asistir al funeral del enorme amor que se tuvieron.

─ De verdad lamento que esto los lastime, y entenderemos si no van, pero…bueno sería lindo tenerlos ahí.

─Pueden llevar acompañante si lo desean.

Para Willy seria doloroso ver a su bien amado Samuel avanzar en su vida, pero se lo merecía, lo hacía. Quería que fuera feliz, por eso dijo aquello. Los hirieron tanto y los dos se merecían conocer personas que los amaran incondicionalmente, por tal motivo, tratarían de ser maduros para apoyarlos en sus futuras relaciones. Se lo debían.

Samuel miró fijamente a Guillermo por primera vez, a los ojos como de antaño, para tratar de mandarse alguna clase de mensaje secreto que solo entre ellos podrían decirse.

“¿Esto es lo que de verdad quieres? ¿Eres feliz?”

No podía evitarlo, lo hirió, lo dejó jodido, le lastimó profundamente en el alma, dejó una herida imborrable en su corazón. Pese a todo eso, no podía odiarlo. A ninguno de los dos, porque fueron importantes en su vida. Quería lo mejor para su Willy, su mejor amigo, su compañero. Estaba profundamente preocupado por su felicidad, pese a todo. Siempre una parte de su vida, el Samuel de su pasado, le pertenecería a su queridísimo Guillermo.

Este, con lágrimas en los ojos, porque sabía lo que significaba aquello, sonrió con nostalgia para apretar el agarre de la mano que lo sostenía fuertemente.

─ Estoy seguro de que esto es lo que quiero.

Con esta frase, Vegetta asintió con lentitud para cerrar sus ojos, en un gesto que intentaba controlar las lágrimas que ya habían puesto rojos sus ojos. Alexby estaba resoplando fuerte, en un intento de calmarse, pero aun así estaba preocupado por su amigo de ojos amatistas; al grado de que se acercó a este para tocarle el hombro.

─No quiero decir que esto me hace feliz o algo por el estilo ¿Saben? Tuvimos que lidiar con muchas cosas cuando se fueron juntos y nos dejaron aquí. Tal vez yo no termine de hacer las cosas bien contigo Guille, lo siento por eso. Lamento haberte hecho sentir que necesitabas buscar en alguien más la felicidad que no pude darte. Fui muy torpe, ciego y egocéntrico. Te merecías a alguien mejor, y espero sinceramente que en Frank lo hayas encontrado. Que se casen, sean plenos. A ambos les deseare la felicidad siempre, de momento aún no prometo ir a su boda, si prometo que lo pensare ¿está bien?

Entonces a ambos ojiverdes se les iluminó el rostro. El albino se lanzó a abrazar a Samuel.

─ ¡Gracias, gracias por perdonarnos, era importante para nosotros!

Frank con calma, le puso la mano sobre el hombro.

─ De verdad eres el mejor, el más maduro de todos nosotros.

Samuel solamente sintió las lágrimas de Guillermo en su hombro y la mano cálida de Frank, lo dejaron frio. Aquello fue más que suficiente para lograrlo hacerlo llorar.

Alejandro no estaba unido a la felicidad, pero cuando todos se le quedaron mirando, sobre todo ese tonto con sonrisa conciliadora boba que lo convencía de todo, más al notar que tenía los ojos llorosos, mirándolo con esperanza. El pobre de ojos azules refunfuñó. Aparatando su mirada y cruzándose de brazos.

─ Una mierda, se supone que me porte maduro solamente porque eso se espera de mí. Bien, no se me hizo justo que jugaras para dos bandos cuando sabias lo que sentía por ti y te pregunte en más de una ocasión si las  cosas estaban bien, fuiste descarado al mentirme, pero supongo que al final sino te perdono; esto no me dejara vivir tranquilo.  Si el capullo de Samuel va, yo también iré.

Cuando vio las intenciones de Frank de tocarlo, se alejó.

─ No me toquen, ni me abracen no hace falta. Cánsense si quieren pero no tienen ni porque estarme tocando innecesariamente.

Hizo un puchero, y Staxx sintió ternura. O su pequeño titán nunca fue sincero, lo que lo volvía tan encantador.

─Sé que ha sido difícil para ti también, Alexby, Gracias por perdonarnos.

El pobre menor estaba a punto de llorar pero ni así, se dignó a devolverles la mirada.

─Si, si, lo que sea.

YYY

¿Qué pasara? Lo veremos en el próximo capítulo. 35. ¿Puedes ir a apoyarme?

Las flores bajo la nieve [Rubegetta] (resubida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora