Tras Bambalinas ( #4 Odio a las chicas)

Bonus Capítulo especial: Sidney & Aiden

Sidney en multimedia.

Sidney:

—¿Y?. —Pregunto esperando la respuesta de mi esposo. —¿Cómo está?

Aiden saborea la salsa , tomé la opción de prepararla por si terminaba fallando en el arroz y la carne, de ser así, al menos la salsa cubriría el sabor a quemado o mal gusto.

Aunque espero haberlo hecho bien.

Me esforcé mucho.

—Creo que te pasaste de sal.

—No.. ¿En serio?

Intento tomar la salsa, pero el me detiene.

—Olvídalo, yo lo arregló.

—Aiden.

—¿Si, princesita? Creo que ambos sabemos quién tiene la sazón en la familia.

—No vayas a meterle nada raro, Aiden.—Advierto.

Mi esposo arquea una ceja en mi dirección. —¿Piensas que puedo meterle algún laxante al plato de mi padre?

—¡Aiden!

El se ríe.

—No haría nada para dañar tu cena, Sid. —Me asegura. —Además te has esmerado mucho.. Todo está perfecto, más de lo que ese bastardo se merece.

—Aiden. —Le pido otra vez.

Mi esposo me da una mirada.

—Recuerda que hacemos esto por Hanna..—Le recuerdo, cuando se trata de su padre, el siempre finge olvidarlo.

Su sonrisa se borra.

—Y yo debería hacerlo, es mi cena.—Hablo.

—Soy tu esposo. Mi deber es ayudarte.

Las comisuras de mis labios se elevan, me doy por vencida. —Pero voy a vigilarte.

—Mejor vigila a las mini princesas, están muy calladas.

Y justo cuando dice eso, mis dos niñas bajan por las escaleras.

Keyla persiguiendo a Maxine, quien lleva una muñeca en sus manos, la muñeca de Keyla, mi hija se esconde detrás de mi y mi otra niña intenta atraparla.

—Mamá... me la quitó, es mía.

—Maxine...

Maxine aferra muy bien la muñeca contra su pecho.

—Es la muñeca de tu hermana. —Por eso mismo Aiden y yo siempre compramos un 2X1. —¿Dónde esta la tuya?

—Papá y yo le dimos un baño. Esta durmiendo, mami.

Le doy una mirada a Aiden, el se encoge de hombros.

—Yo creo que ella ya despertó ¿No?

Maxine aprieta más la muñeca y niega con la cabeza. —Sigue durmiendo, mami.

—Mami, dile que me la devuelva.

—No quiero.—Se queja Maxine.

Tomo un respiro y busco ayuda en Aiden, el deja mi salsa y llega hasta ellas.

—¿Qué hemos hablado sobre compartir? . —Le pregunta y ambas bajan la cabeza.

—Pero es mía, papá.

Siempre les recuerda a ambas que deben compartir, aunque no siempre aceptan, esta vez Aiden toma otro camino, seguramente porque no quiere que mi cena se vea en problemas con dos niñas sin hablarse durante toda la noche.