♡✰Labios suaves y bien hidratados con sabor a melocotón. Unas caricias delicadas en el rostro que acompañan el movimiento ritmado de un beso lento, profundo y adictivo.
Todo pasa en una noche en la que Jisung se vuelve adicto a esos seductores beso...
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Esa misma noche, en el dormitorio de los chicos...
—Hyung, ¿Porqué me estas desabotonando el pantalón?
En un breve barlume de lucidez, Jisung se levantó a sentar, pero su cabeza empezó a dar vueltas a mil por horas por el brusco gesto, y no tuvo de otra que recortarse y cerrar los ojos.
La sensación de mareo se amplificó.
—Porque no puedes dormir vestido, sería muy incomodo.
—Claro que puedo dormir v-vestido —murmuró lentamente con un poco de dificultad.
—Hazme caso, por una vez, deja de moverte tanto.
—Y tu deja de tocarme.
Minho se detuvo, pero sus manos permanecieron en la cintura del otro. Suspiró mientras sus ojos se movían a lo largo del abdomen semi desnudo del menor, la piel lisa y dorada era una gran tentación, pero lo era más la expresión que tenía.
Los labios rosado de Jisung estaban entre abiertos y un poco hinchados, sus ojos estaban un poco llorosos y en ese momento se estaban esforzando por enfocarlo.
—Te enseñaré que sí puedo hacerlo solo...
Volvió a levantarse, sus manos pequeñas manos delicadas fueron a los botones de su camisa, frunció un poco el ceño por la concentración, y al final pudo desabotonarla. La tiró al suelo sin pensarlo mucho.
Y ahora el pantalón.
Eso debía ser más complicado, pero con un poco de esfuerzo lograría quitárselo.
Los ojos del mayor estaban completamente enfocados en él, en cada movimiento que hacía. En ningún momento le puso prisa, al contrario, realmente estaba muy entretenido viendo, parecía disfrutar del espectáculo.
Permaneció sentado en la orilla de la cama observando como el rubio se levantaba, y con un poco de dificultad se quitaba el pantalón dejando así al descubierto los muslos de sus piernas.
Ahora podía apreciar por completo cada parte de su cuerpo. Desde las piernas delgadas, pero tónicas, los músculos de su torso y brazos, la cintura estrecha...
De repente algo palpitó en el mayor y no se trató exactamente de su corazón.
Por otra parte, Jisung no estaba consciente del alboroto hormonal que había causado en el otro, simplemente se metió bajo las sábanas, su boxer ajustado era lo único que lo cubría.
Volvió a ver al mayor con una expresión dulce y adormilada, palmeó un espacio de la cama a su costado.
—Tú, aquí.
Esas simples palabras fueron como miel, una verdadera bendición del cielo.
Jisung jamás le había propuesto dormir juntos, siempre era él quien se metía a su cama. Lejos de rechazar esa oportunidad, se levantó de prisa.
