Ayuda...

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Apenas podía respirar, sentía como poco a poco se me escapaba la vida, pero me reusaba a irme así de fácil, no le daría ese placer a Azula; Aang me necesitaba, también Sokka, mi padre, Gran-Gran, y muchos más a quienes no les podía dar la espalda.

Pero en este punto ya no podías decir si ya te habías ido de este mundo o si seguías en el, era como un limbo que no te permitía dicernir la diferencia, dejando mi razón al borde del colapso tratando de aferrarme a lo que pensaba era la realidad y las maquinaciones de mi mente, excepto por ese calor que me inundaba que en cierto modo me daba a entender que por el momento seguía con vida.

Apenas trataba de usar las fuerzas que me quedaban para ser consciente de mi entorno podía ver el sol, destellos de mi hermano, Aang en condiciones similares a mi, y al responsable del calor que me hacía sentir viva... Zuko, me alegraba que está vez estuviera a nuestro lado en vez de nuestra contra, pero ojalá fuera en mejores circunstancias. No sé si ya es mi tiempo o no, pero sea cual sea mi destino solo me quedara aceptarlo... Si permanezco con vida, daré hasta mi último aliento

Pero nuevamente cerré los ojos, de nada me servía mantenerlos abiertos, necesitaba concentrar mis energías en mi aliento, y en mi mente. Mi primer pensamiento fue rogar a los espíritus que me permitieran vivir, pero no pude... No sé explicarlo, pero solo pude dejarme llevar, como una vez me dijo mi madre, solo me encomendé a ellos, sabía que lo que ellos decidieran, sería por alguna razón... Genial ahora sueno como Aang.

De pronto sentí una inmensa fuerza, y una gran calma al mismo tiempo; agua, solo el agua me hace sentir de ese modo, el símbolo de mi fuerza, mi conección con mis ancestros y mi herencia —soy Katara de la tribu agua del sur, la hija de Kya y Hakoda y mientras haya vida en mi cuerpo no dejaré de dar todo de mí para traer la paz a este mundo— dije mentalmente con todas mis fuerzas, lo próximo que supe es que me rodeaban tanto las sombras como la luz —Katara...— esa suave voz, no la había olvidado a pesar de los años —Mamá—

—mi niña hermosa, mira cómo has crecido— decía la imagen de mi madre a la distancia, olvide todo por un momento y me encarreré hacia ella para darle el abrazo más fuerte que pudiera recordar —Mamá, mami, no tienes idea de la falta que nos haces— dije mientras derramaba un par de lágrimas sobre el hombro de mi madre —yo también te he echado de menos mi niña, a tu hermano, a tu padre y a tu Gran Gran, he hechando de menos a todos en la tribu.— dijo mientras me devolvía el abrazo y enmarcaba mi rostro en sus tibias manos —pero tenía que hacer un sacrificio, con tal de que tú pudieses tener tu propia vida. Siempre supe que llegarías lejos mi amor y el que estés donde estás ahora es prueba de que no me equivoqué—

—Pero ahora estás perdida hija, una parte de ti está lista para reunirte con los espíritus, pero una mayor está ahí en el mundo, aún tienes cosas que lograr y retos que superar— dijo indicándole a su amada hija dos rumbos frente de sí —Tui y La me permitieron venir aquí, a verte para ayudarte a elegir un camino, pero al final la decisión solo depende de ti— junto al agarré de su madre sintió la sombra de la duda y el miedo que serían sobre de ella —pero no importa lo que elijas, yo siempre estaré orgullosa de ti, y cuando me necesites también.—

Katara se dio la vuelta, y alternó la mirada entre los dos senderos frente a ella y luego a su madre que la veía con una sonrisa —gracias mamá, ya tomé mi decisión, solo espero sea la correcta—

Yo haré mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora