Sanación y Visiones III

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Aang respiró profundamente y replicó al espíritu del océano frente a él con serenidad —errar es de humanos, ni siquiera los espíritus son perfectos, pero cometer errores no hace que seamos indignos de vivir, todos tenemos el potencial de corregir nuestros errores para mejorar— contesto a las palabras de La, que permaneció aparentemente indiferente a las palabras del muchacho, instantes después una voz diferente contestó —y cuando el momento llegue de que te enfrentes al señor del fuego ¿Que harás?, ¿Perdonarle la vida pese a sus errores imperdonables?, ¿Terminarás con su vida volviéndote también en un asesino?, ¿Cómo sabes siquiera que podrás vencerlo si ni siquiera fuiste capaz de vencer a su hija y a sus lacayos maestros tierra?— espetó la hermana del espíritu del océano, en cierta forma la reencarnación de Yue, Tui el espíritu de la luna —La princesa que ahora me acompaña renunció a su vida con los humanos, a su padre, a su pueblo, incluso al amor de tu amigo Sokka debido a que fuiste incapaz de proteger el polo norte, y no habrá segundas oportunidades si pierdes está guerra contra el señor del fuego— espetó el espíritu de la luna al Avatar —habran sacrificios, tendrás que cargar con ellos y con tus responsabilidades siendo Avatar... ¿Y eres acaso capaz o digno de hacerlo, muchacho?— hizo como pregunta final al joven monje —si, sere capaz de hacerlo, porque aunque no estoy de acuerdo con tomar ninguna vida, tampoco permaneceré estoico ni impasible ante el sufrimiento de otros, mis amigos estarán a mi lado y no los defraudaré— dijo el niño lleno de convicción en qué no era perfecto, pero nunca más se dejaría amedrentar, llevaría la paz al mundo dando todo de sí.

Los espíritus se vieron entre sí, después tornaron su vista al Avatar y le regalaron un suave aunque tranquilizante sonrisa —eso es justo lo que diría un digno Avatar, recuperarás tu salud, domina el fuego y regresa la armonia al mundo— la visión de los espíritus cambio de su forma colosal, a sus habituales formas de peces koi e iniciaron su sagrada danza de equilibrio; luz y oscuridad, Ying y Yang...

Aang había superado la prueba de los espíritus, y como tal, sería sanado por las sagradas y místicas aguas. Pero el destino de Katara aguardaba a ser juzgado por sus espíritus guardianes, quienes la habían bendecido desde su concepción con el don de sentir, controlar y fluir como el agua.

Al igual que su amigo monje, despertó en un paraje mental únicamente bañado en oscuridad. Ambas encarnaciones del océano y la luna se presentaron imponentes ante la maestra agua, quién en su consciencia se inclinó mostrando sus respetos ante los dadores de su don.

—levantate Katara, hija de Kia y Hakkoda— hablo Tui suavemente —te confiaron el agua de nuestro estanque sagrado, y la ofreciste a un enemigo, el hijo del señor del fuego, el heredero de un legado de dolor hacia el mundo desde hace muchos años— continuo La con un tono más severo, mostrándole la memoria que compartió con Zuko en las cavernas de cristal —ser el hijo del señor del fuego no lo convierte en un monstruo, y todos merecen la oportunidad de redimirse—  hablo la joven morena en defensa del hijo de Ozai, recordando a su vez a otros que pese a su proceder, mostraron el potencial y la decisión de hacer lo correcto: Jeong Jeong había nacido no solo en la nación del fuego, sino como maestro fuego y pese a ello se negó a aceptar los crimenes de su nación contra el mundo; Yet había tratado de inundar un pueblo de colonos que a sus ojos eran criminales contra el mundo y pese a sus reservas sobre él, se puso a su lado para enfrentar a Long Feng y terminar con sus maquilaciones bajo el lago Laogai, aún cuando hizo el máximo sacrificio por sus compañeros y amigos.

—¿Y realmente se pueden dejar de lado los crimenes de su pasado?— dijo Tui recordándole a Katara todas las veces que Zuko intentó secuestrar a Aang, como trato a su abuela cuando arribo a su aldea en el polo Sur, cuando vio que él se había quedado con el collar de su madre, y demás momentos que definieron la relación entre ellos dos como fervientes enemigos —amenazó el equilibrio mismo del mundo por sus deseos egoístas, ¿cómo sabrás que confiar en él, o cualquier otro en el futuro no amenazara el mundo?— recalcó ele espíritu de la luna en base a todo los que había visto —no lo se— favor enlo único que dijo la maestra agua hasta permanecer en completo silencio por lo que parecieron milenios —pero se que no ayuda en nada desconfiar de todos y vivir con miedo a ser lastimado, son riesgos que conlleva el ser humano: dejar tu destino en la fuerza de otros; quizá me equivoqué muchas veces más en el futuro, pero eso no me hará perder la esperanza, no solo en darle fin a está guerra, sino a todas las que puedan venir— replicó la mujer llena de energía y convicción, guiada por las palabras que antes compartió con su madre.

—Kya no se equivocó contigo joven Katara, realmente evocas lo que significa ser una maestra agua— dijo por fin el espíritu del océano, suavizando su expresión —le permitimos llegar a ti, justamente porque no nos podíamos permitir que el mundo perdiera a alguien como tú y no estamos menos que orgullosos— completó Tui dejando ver a alguien a sus espaldas, era Yue, en la forma que la vió después que está se sacrificara para devolverle la vida a la luna —yo también tenía esperanza en que encontrarías tu camino Katara— dijo sonriente la antigua princesa del Norte a lo que Katara solamente puso ofrecerla una sonrisa después de encarrerarse a darle un enérgico abrazo —dile a Sokka que mi amor lo acompañará, así como la luna acompaña al mar— dijo la joven ahora espíritu mientras le devolvía el abrazo a la maestra agua —suerte— dijo despidiéndose de su querida amiga.

Yo haré mi caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora