Se aproximó al tocón donde ocultaba su máscara; para asegurarse de que no robaran sus cosas y evitar ser descubierto fácilmente, distribuyó sus espadas, traje y máscara en diferentes puntos del bosque y se aseguraba de no usar el mismo orden o ruta para tomarlos. La noche finalmente cubrió la tierra, el "espectro" no tuvo problemas en seguir el rastro de esos criminales, prefirió seguir por la copa de los árboles en caso de que lo pensaran emboscar; después de un considerable trayecto, vislumbró una fogata en una parte del bosque, rodeada por al menos ocho carpas de tamaño mediano.
La máscara descendió cubriendo totalmente su rostro, salto de rama en rama hasta llegar al nivel del suelo, saco las dao de su funda sosteniendolas con la punta en dirección a sus antebrazos; avanzó paulatinamente aprovechando las sombras del fuego hasta acercarse lo más posible al campamento que asumió era de los bandidos. Reconoció a tres de los hombres que llegaron a la aldea ese mismo día, junto a varios más se encontraban afilando sus armas a la luz del fuego, de una de las carpas salió el mismo hombre que lo amenazó con dos martillos a los costados de su cintura —escuchen bien, el jefe no estará conforme si no recibe el pago de este pueblo y nosotros también pagaremos por sus tonterías— exclamó a todos los presentes —así que mañana, espero una buena recolección y una buena cosecha— continuó mientras golpeaba amenazante sus martillos uno contra él otro.
¿Cosecha? A qué se refería con eso, era claro que como sea que funcionaran esos criminales, estaban mejor organizados de lo que esperaba y si quería pararlos debía llamar la atención del supuesto jefe. Fijó su concentración en las brazas al centro del campamento, percibió la fuerza de su elemento; volvió a ascender a la copa de los árboles, tomo aire y giro de frente hacia las llamas.
Antes de tocar las llamas, barrió las mismas con sus espadas provocando conmoción entre los presentes al estar tan cerca del fuego y en un momento ser invadidos por la oscuridad del bosque, y dos golpes secos acompañaron las penumbras; más hombres se sumaron, igual de desconcertados mirando temerosamente a sus alrededores tratando de discernir algo entre las sombras de los árboles, de por sí la luna se encontraba menguante desde hacia ya varias noches a tal punto que casi estaba oscura en su totalidad.
Minuto a minuto cada uno de esos criminales golpeaban el suelo con un único tajo de espada, lo curioso era que algunas de esas heridas eran hechas por armas de sus mismos compañeros, a estás alturas el hombre con dos martillos yacía solo, temeroso y completamente paranoico, daba golpes en falso sin asestar ni un golpe certero; antes de darse cuenta dos tajos separaron las cabezas de sus respectivos mangos dejando al hombre completamente desarmado.
Soltó ambas empuñaduras lleno de temor,apenas y se movió un par de pasos y tropezó con un junco que fuese como una almohada para la difunta banda, él nunca lo vio pero pudo percibir el acero en su garganta tentado a cortarla en un pestañeo —¿Quién eres?¿Qué es lo que quieres de mí?— fue lo único que pudo decir entrecortado temiendo que un movimiento en falso le arrebatará la vida, la escala iluminación de la luna le permitió distinguir como el rostro de un espíritu o demonio se le acercó.
No hubo palabras, murmullos, tan siquiera un sonido; tan rápido como las hojas tocaron su cuello abandonaron el mismo, creyendo estar solo, el hombre se levantó con cautela. Apenas se irguió, un fuego intenso se formó frente al demonio con espadas, contemplando plenamente su obra sobre sus hombres este corrió despavorido sin dar marcha o mirada atrás.
Guardó las dao en su espalda y sofocó las llamas siendo envuelto por la noche, levemente acariciado por el brillo de la luna menguante. No era maestro agua, pero sentía una singular afinidad a la noche y al toque de la luna en su piel; pero ahora tenía que prepararse para lo que sea que pudiera llegar, inclusive si no lo hacía como el espíritu azul.
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Yo haré mi camino
أدب الهواةY si después de que Zuko y Katara fueran separados tanto por Aang e Iroh, el joven maestro fuego se hubiera rehusado a traicionar la confianza que le había brindado la maestra agua ¿qué futuro les abría aguardado no solo a ellos, sino al resto del...