Capítulo 20: La cena

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Aimée

Miré a mí alrededor percatándome de que todo estaba bien. La mesa estaba puesta, todo estaba en su lugar. Conté los lugares y sí, todo estaba en orden. Solté un largo suspiro y luego miré la hora. Faltaban unos pocos minutos para que empezaran a llegar.

Él llegó corriendo a mi lado. Lo miré algo preocupada y me agaché un poco para quedar bien a su altura.

-¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Tienes fiebre? -tomé su hermoso rostro entre mis manos.

Él frunció el ceño y se soltó de mi agarre.

-No, mamá -dijo quejoso y luego me sonrió -Ya pasó una semana desde que fui al médico. Ya estoy curado.

-¿Estás seguro, Christopher? -inquirí -Mira que si te sientes mal te vas ahora mismo a la cama y...

-¡Estoy bien! -dijo elevando un poco la voz mientras soltaba una pequeña carcajada.

-¡No me hables en ese tono! -lo reté. Él volvió a sonreír.

-Eres igual de quisquillosa que la abuela -aseguró.

-¿Cómo puedes compararme con esa vieja loca? -dije sin poder creerlo.

Él volvió a carcajear. No pude evitar reírme también. Me hace tan bien verlo sonreír. Hay algo en su risa... es como que llama a mi corazón a un lugar que... que no conozco.

Me acerqué un poco a él y le di un pequeño piquito. Me miró sin poder creerlo.

-¡No vuelvas a hacer eso! -me retó. Lo miré bien.

-¿Por qué? -le pregunté -Soy tu madre y tengo todo el derecho de besarte.

-Ya no tengo 5 años -murmuró -Los piquitos ya no van... ahora yo tendría que darle piquitos a otras mujeres.

-¿Qué? -murmuré y lo miré atónita -¿De dónde sacaste eso? ¡Yo soy tu madre y voy a darte piquitos aunque tengas 50 años!

Tomé su rostro y comencé a besar su cara. Él reía y trataba de zafarse pero yo hacía todo lo posible para que no lo hiciera. El timbre sonó. Dejé de jugar con mi hijo. Gabriella salió de la habitación.

-Yo contesto -dijo no muy contenta.

Apreté los labios y no le dije nada. Sabía por qué estaba así. Ella no quería quedarse a la cena, ya que mi hermano estaría con Brittany. Y además le había comentado que el señor Peña dijo que traería un amigo para que se conocieran. Cuando se lo dije por poco y me arroja el libro que tenía en sus manos por la cabeza.

Pero ya es hora de que Gabriella Di Grecco salga un poco de su 'encarcelamiento' por culpa de Pablo. Y no voy a parar hasta conseguirlo.

-Son Sea y Julio -nos anunció. Sentí una pequeña presión en el pecho.

-¡Yo voy a abrir la puerta del departamento! -dijo contento Chris y desapareció de la sala.

Me quedé quieta mirando a mi amiga.

-¿Aun estás enojada? -le pregunté.

-Si -contestó sin rodeos.

-Gabi, por favor -dije poniendo mi mejor cara de niña buena.

-No me pongas caras, Aimée Marine -su tono de voz era amenazador -Estoy pero más que enojada contigo...

-Pero sabes que no lo hice con malas intenciones.

-¡No me importan las intenciones! -chilló -¡Ahora voy a parecer una solterona desesperada que busca desesperadamente un nombre con el cual fornicar!

No pude evitar reír. Me miró coléricamente.

Nothing in my way II - IsulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora