Capítulo 28: Poco a poco

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Aimée/Isabela

Y los días siguieron pasando como si nada. Al parecer todo iba mucho mejor. Yo me sentía mucho mejor. Las cosas estaban como debía estar. Mis padres estaban viviendo conmigo. Al principio quisieron irse a un hotel, pero no los dejé.

Y que decir sobre mi relación con el señor Peña. Verdaderamente es un hombre maravilloso. Y no puedo evitarlo, cada vez se me hace más imposible sacarlo de mi cabeza. Cada vez son más los raros momentos en que mi cabeza se llena de raras imagines en las que él y yo estamos juntos. Lo que él me provoca es tan raro.

-Mami, ¿estás lista? -me preguntó él sacándome de mis pensamientos. Me giré a verlo.

-Si, ¿y tú? -le dije y levanté mi mano para acomodarle un poco la ropa.

-Yo también... tenemos que ir bajando. Julio acaba de llamar y dice que ya está por llegar.

-Bueno, entonces vamos - me puse de pie y salimos de mi habitación -¡Mamá! ¡Chris y yo vamos a salir! -le avisé.

-¡Está bien! -gritó ella -¡Pásenla lindo!

Gabriella no estaba, iba a llegar dentro de un rato. Y mi padre había salido a su caminata diaria. Luego volvería con dulces para mamá.

Tomé mi bolso y salimos del departamento. Cuando llegamos a la planta baja, sentí una tonta emoción al ver su auto estacionado en la puerta.

Hoy en el medio día habíamos acordado que a la tardecita iríamos al cine, recuperando la salida que el último fin de semana no había podido ser. Y desde entonces no había dejado de pensar en él. Parezco una tonta adolescente con su primer amor. Siento cosquillas en la panza. Me pongo nerviosa cuando me habla, me mira o simplemente cuando lo pienso.

Salimos hacia la calle y Chris corrió hacia el auto. Él bajó la ventanilla para mirar y sonreírle a mi hijo. Chris abrió la puerta y se subió. Yo también me iba a subir.

-¿Por qué no viene aquí adelante? -me preguntó.

Sentí que mis piernas temblaban. Tragué saliva. Cerré la puerta por la que había subido mi hijo y asentí.

-Está bien -dije apenas audible y rodeé el auto para sentarme a su lado. Me miró y sonrió.

-¿Cómo están? -nos preguntó mientas miraba a Chris por el espejo retrovisor.

-Muy bien -contestó mi hijo -Tienes que apurarte, Julio. La película que yo quiero ver va a empezar en media hora.

-Okey, ya mismo arrancó -dijo divertido y se puso en marcha.

Me miró de nuevo. Supe que quería decirme algo, pero no lo hizo. Solo se dedicó a manejar.

En todo el viaje no dije ni una sola palabra, ni una. Solo me dediqué a mirar a mi hijo y al hombre que me tiene tan confundida.

¿Será que lo que yo siento por él es amor a primera vista? Desde la primera vez que lo vi sentí algo dentro... algo creció de repente. Algo salió a la luz, algo se abrió.

'Solo debes recordarlo... tienes su llave, él te la dio' -dijo ella.

He tratado de ignorarla lo más que pude. Es tan estresante no saber de lo que está hablando. Dice cosas muy raras a veces... otras ni siquiera me habla. Y de repente aparece como si nada. Pero entonces me volví a repetir lo que me acababa de decir 'mi conciencia'.

Llave... tienes su llave.

Recordé la pequeña llavecita que está guardada entre mis joyas. Jamás pude tenerla encima sin ponerme a llorar. Por eso la guardé allí.

Nothing in my way II - IsulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora