Prólogo

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Junkyu P.O.V

La primera vez que lo vi fue cuando solo tenía seis años. Aún recuerdo como jugaba con las mariposas que se posaban en las flores que el jardinero cuidaba todos los días. Él era solo un año más joven que yo, pero parecía haber mucha más distancia entre nuestras edades debido a su pequeño tamaño que le hacía aún más adorable.

Mientras seguía las indicaciones de mi profesora de piano, por el rabillo del ojo veía como ese chico corría detrás de estos insectos intentando atraparlos. Reprimía mi sonrisa para evitar que me bajaran la cortina o que le echaran alguna reprimenda al feliz niño que corría despreocupadamente. Un día, me armé de valor y pregunté por él a mi madre. Si hubiera sido mi padre, este ni siquiera se hubiera molestado en contestarme, porque su hijo de siete años no le causaba un interés tan grande para prestar atención a sus preguntas. Pero mi madre era diferente, ella tenía una actitud mucho más atenta e intentaba jugar conmigo todo lo que su enfermedad le permitía, que no fue mucho en los últimos años de su vida.

- ¿Ese niño? ¿Quién? Ah, ¿El hijo de Yuki? - preguntó, como si yo supiera la respuesta -. Ah, sí. Es el hijo del mayordomo que me atiende. ¿Te acuerdas de él, verdad? El que viene de Japón.

Sí que me acordaba de él, perfectamente. Era el señor con mirada gentil que perseguía a mi madre sin perderse ninguno de sus pasos. Si fuera por la golosina que me daba cada vez que nos encontrábamos, sin duda, me habría parecido un señor extraño y sospechoso que rondaba por la casa. Su hijo, en cambio, no me transmitía ningún tipo de inseguridad. De hecho, todo lo contrario, me calmaba ver como aparecía por el jardín todos los lunes y miércoles. Después de observarlo durante unos meses, me decidí a hablarle por primera vez. Una vez se hubo terminado la clase de piano, desde la puerta del balcón, a una distancia notable para que no se asustara, le saludé.

- ¡Hola! Me llamo Junkyu - me presenté con un tono amigable.

El niño un año menor que yo me miró durante un instante y volvió a dirigir su atención a las mariposas. No parecía estar muy interesado en mí.

- Sé quién eres, papá me lo ha dicho - contestó. - También me dijo que no hablara demasiado contigo.

Esa declaración me sorprendió, pensaba que era el único con restricciones en esa casa. Hablaba mucho mejor mi idioma de lo que esperaba, lo cual me alegró un poco.

- ¿Por qué? ¿He hecho algo malo? - pregunté con inocencia.

Él negó con la cabeza.

- No lo sé.

- Vaya, entonces no se puede hacer nada... Yo pensaba compartir contigo la bolsa de bombones que me han dado... - empecé a decir, insinuante.

Desde que era pequeño me habían dicho que tenía un don para convencer a las personas, algo de mi personalidad que era encantador. Y yo me aseguraba de utilizarlo a mi favor lo máximo posible. Por eso, sabía que sus ojos se iban a iluminar en el momento de mencionar el chocolate que tenía guardado para ocasiones especiales. ¿Y que ocasión era más especial que esa?

Después de ese primer encuentro, jugaba aproximadamente cada semana con él. Nos escondíamos en un rincón alejado del jardín, evitando ser encontrados por cualquier adulto que intentara separarnos por razones que ni siquiera se molestaban en explicar. No dejaban que invitara a nadie a casa, ni tampoco podía visitar a otros niños. Las clases las hacía a domicilio y no hacía ninguna extraescolar a parte de piano. No tenía amigos, por lo que ese niño estuviera a mi lado durante esas tardes solitarias en las que solía jugar a videojuegos con usuarios de internet o practicar escritura en mi libreta roja, fue muy importante para mí. Pero, una vez, mi madre me explicó que los momentos felices eran de esa manera porque eran efímeros, y no había dado tiempo a que nada malo los estropeara. Por esa razón, supuse que mi amistad con ese chico se acabó de forma inesperada. Días después de que muriera mi madre y despidieran a Yuki, el padre se lo llevó con él a un lugar que fui incapaz de averiguar. Decían que los niños eran incapaces de obsesionarse por algo en concreto. Entonces, ¿Por qué seguía buscando a ese niño que corría detrás de las mariposas?

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¡Buenas! Hace bastante que no publico nada por aquí. Como siempre, ya tengo acabada la historia, así que la iré subiendo estos días. Esta vez he hecho un fanfic de uno de mis shipps actuales favoritos, el Mashikyu. Creo que son adorables y me apetecía crear una historia para ellos. ¡Espero que os guste!

La verdad I MashikyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora