Mashiho P.O.V
Tenía un total de quince llamadas perdidas de él durante los últimos seis días. No era capaz de colgarle, así que dejaba que sonara. Ignorarlo era un trabajo más duro de lo que creía, acababa recordando algunos de los momentos que pasamos juntos y el corazón me dolía enormemente. Tenía sentimientos encontrados; una parte de mí quería escucharle y darle la oportunidad de explicarse, mientras que la otra estaba convencida de que no valía la pena y era perder el tiempo. Tiempo que debía utilizar en sanarme. Era cierto eso de que no sabes cuánto significa para tí una persona hasta que la pierdes. Asquerosamente cierto.
Con mi padre había decidido no hablar del tema, porque sabía los malos recuerdos que podían aparecer en su mente y prefería ahorrarle ese mal trago. Cuando me explicó esa historia cuando era más pequeño, lloraba de forma desconsolada, sintiéndose extremadamente culpable por la muerte de mamá. No quería que pasara de nuevo por esos sentimientos. A veces pensaba que lo único bueno de conocer a Junkyu había sido que mis notas habían mejorado y, tanto mis profesores como mi padre, estaban orgullosos de mí. Por desgracia, ya no podía seguir con ese método.
- Es la décima vez que te manda un mensaje hoy, ¿Estamos delante de un nuevo récord? - bromeó Haruto viendo la pantalla de mi móvil iluminarse con el nombre de Junkyu.
- Ya está bien con la coña. Cada vez que veo su nombre me encuentro mal - dije.
- ¿Mal? ¿A qué te refieres? ¿Náuseas? ¿Mareos? - preguntó, sin dejar de tomarme el pelo.
Le di un pequeño golpe en el brazo, molesto.
- Te he dicho que pares - repetí -. Debería bloquearlo, no sé por qué me torturo de esta manera.
Aún así no me atrevía a hacerlo. Ni yo mismo entendía el por qué no lo hacía. Tal vez no quería que desapareciera de mi vida por completo.
- ¿Entonces, qué vas a hacer? ¿Ignorarlo para siempre? - me preguntó. - Es capaz de venir aquí a buscarte. De hecho, me sorprende que no lo haya hecho aún.
- Eso es porque sabe que estoy demasiado enfadado - expliqué.
Ambos habíamos llegado a conocernos lo suficiente para saber que si él se aproximaba a mí en esos momentos probablemente huiría de él sin dejarle hablar. Mientras hablamos del tema vi como Jihoon se acercaba a su pupitre y se sentaba sin siquiera mirar hacia nuestra dirección. Desde el día del partido mi amigo había dejado de comportarse de la manera habitual conmigo. Parecía ser otra persona diferente con la que tenía una relación lejana. Y eso era algo increíblemente doloroso.
- Deberías hablar con él - aconsejó Haruto -. Es una pena que hayáis llegado a este extremo.
- ¿Sabías que yo le gustaba?
- Claro que lo sabía. Es obvio, pero pensaba que nunca sería capaz de decírtelo. Supongo que es culpa de Junkyu, también - dijo. - Pero esa no es razón para que dejéis de ser amigos.
Era verdad. Jihoon había estado a mi lado en tantos momentos que ya no los podía ni contar. Era esencial en mi vida y Haruto tenía razón, no podía acabar de esa manera. Al acabar la clase fui en su búsqueda para tener una conversación adecuada y aclarar las cosas entre nosotros. Ya que él no había dado el paso en esas semanas posteriores al partido, me veía obligado a darlo yo, porque no quería perderlo también a él. En la salida le agarré del brazo para que se detuviera.
- Quiero hablar contigo, ¿Te parece bien si volvemos a casa juntos? - propuse.
Él simplemente asintió con la cabeza, sin cambiar su expresión seria, la cual no era nada habitual en él. Caminamos en silencio durante unos minutos, mientras pensaba cómo debía empezar la conversación.
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La verdad I Mashikyu
RomanceLos recuerdos de él paseaban por su mente sin poder desaparecer, permanentemente en su cabeza. A pesar de que tampoco quería olvidarlo, tampoco iba a ser capaz jamás de reencontrarse con él, a no ser...