Junkyu P.O.V
No me importó dejar la película a medias, de hecho, ni siquiera le había prestado atención al principio por lo que ni sabía de que iba. No era culpa mía, ¿Cómo pretendía Mashiho que me enfocara en otra cosa teniéndolo a él entre mis brazos? Era imposible. Menos cuando se veía tan tierno rodeado por mí. Lo que no esperaba era que fuera a llamar a mi chofer sin previo aviso para que nos llevara a su casa. Era una prisa repentina que no lograba entender. A lo mejor estaba cansado y no quería volver en transporte público o caminando hasta su casa.
Obedientemente, el coche llegó al cabo de unos minutos. Como siempre, el conductor no cuestionó nada, simplemente siguió las indicaciones de Mashiho y nos dejó en su casa. Sin duda, mi padre no le pagaba lo suficiente, pero si se lo comentaba seguro que este me soltaría uno de sus discursos clasistas de su horrible repertorio.
Mashiho abrió la puerta y tiró su mochila despreocupadamente encima del sofá.
- Mi padre no está - informó.
Esas cuatro palabras hicieron que mi estado de alarma se activara. ¿Qué estaba insinuando con eso? Bueno, a lo mejor solo era una información adicional, indicando que podía ser ruidoso si quería. Aunque... ¿Para qué necesitaba ser ruidoso exactamente? Aagh, la cabeza estaba a punto de explotarme de tanto razonar.
- ¿P-por qué estamos aquí? - pregunté.
Quería asegurarme de que no me estaba volviendo loco, de que la lujuria y mis sentimientos no solo románticos hacia él me estaban cegando. Mashiho se sentó en la mesa y me miró, como si me estuviera desafiando. Como si dijera: "Ahora yo no eres tan valiente, eh". Y quería demostrarle que se equivocaba, que yo con él podía ser todo lo valiente que él quisiera. Me acerqué a él tanto que nuestras narices se rozaron, y coloqué mis manos en la mesa, rodeándolo de nuevo. Llevábamos todo el día juntos, por lo que ya no distinguía su olor al mío, teníamos la misma esencia que me embriagaba gradualmente.
- Contéstame a la pregunta - ordené, deteniéndome justo delante de sus labios.
Nunca nos poníamos serios, era difícil vernos con una expresión fría e indiferente. Pero cuando nos teníamos frente a frente, siempre dejábamos de ser un poco nosotros para ser alguien más. Otra persona llena de deseo y decisión que no nos representaba. Antes de que pudiera convertirme en esa persona, Mashiho se adelantó, y se lanzó hacia mí, invadiendo mi boca con la suya. Y se me olvidó por completo la pregunta que le había hecho. Ese beso no se parecía en nada a los anteriores. Tal vez era porque lo había iniciado él, o porque estaba cien por cien sobrio, pero tenía la sensación de que planeaba devorarme y no se iba a cansar hasta conseguirlo. Lo agarré de la cintura para que no se tumbara hacia atrás y mantenerlo cerca de mi alcance. Era delgado, pero tenía una buena figura, incluso mejor que la mía. Después de separarnos de ese largo beso, nos miramos durante unos segundos, siendo conscientes de lo que hacíamos. ¿Estaba mal? ¿Estaba bien? Eso daba igual. Lo que importaba es que ambos queríamos lo mismo. Empecé a besarle el cuello, dejando una marca roja por cada beso que daba.
- Junkyu... Vamos...Mmmm...a mi habitación - ordenó entre gemidos.
Me di cuenta de lo que eso significaba, y me empecé a entrar el pánico a una velocidad inesperada.
- Pero... - repuse -. No podemos hacer nada si todavía no hemos dejado claro qué somos.
Mashiho sonrió, sin entender a qué venía esa estupidez.
- ¿Qué más da? Somos lo que somos - respondió.
- A mi me importa. No quiero hacer este tipo de cosas con una persona que no es mi pareja - dije.
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La verdad I Mashikyu
RomanceLos recuerdos de él paseaban por su mente sin poder desaparecer, permanentemente en su cabeza. A pesar de que tampoco quería olvidarlo, tampoco iba a ser capaz jamás de reencontrarse con él, a no ser...