Junkyu P.O.V
Seguimos las indicaciones del Google Maps hasta llegar a unos barrios no demasiado amigables. Las calles no estaban muy limpias y el olor no era muy agradable. Era la primera vez que nos encontrábamos en un sitio así. Nunca habíamos visto tanta basura extendida por un mismo suelo y personas con ropa tan desgastada y antigua. Sentíamos que habíamos viajado a un mundo completamente desconocido. Y no solo nosotros teníamos ese sentimiento, la gente de nuestro alrededor también nos miraban extrañados, como si fuéramos extranjeros o invasores.
Hyunsuk, automáticamente, se había posicionado atrás mío ya que, al ser mi cuerpo alto y esbelto, le proporcionaba algún tipo de seguridad. Aunque yo sabía que mi expresión inocente y curiosa no intimidaba ni a los cuervos que se alimentaban de los restos de comida del suelo.
- ¿Podemos volver ya a casa? - me preguntó, esperando que ignorara mi objetivo y diéramos vuelta atrás, a pesar de que sabía que eso no iba a ocurrir.
Simplemente lo ignore y seguí caminando, evadiendo las miradas de las personas que nos juzgaban por nuestra ropa de marca nueva. Probablemente, tendríamos que haber llevado ropa más discreta, aunque Hyunsuk lo más seguro es que se hubiera negado. La ropa era uno de sus límites que no debíamos traspasar.
Según el GPS solo quedaban cinco minutos para llegar a nuestro destino, pero estaban pareciendo horas. Hyunsuk propuso pagar un taxi o ir en el coche privado de nuestras familias en vez de ir caminando, pero no quería llamar la atención y ser descubierto por Mashiho así que descarté rápidamente su propuesta.
- Oye, el instituto, ¿No será ese, no? - preguntó Hyunsuk, temeroso.
Levanté la cabeza y observé un gran edificio gris que había justo delante nuestro. Estaba rodeado por rejas, como si se tratara de una cárcel, y un par de cristales de las ventanas estaban rotos. Se escuchaba el ruido de unos gritos insoportables los cuales su procedencia era ambigua, parecía que el edificio entero estaba emitiendo ese ruido. Miré de nuevo el móvil y confirmé que ese era el lugar que buscábamos, por mucho que Hyunsuk quisiera negarlo.
- ¿Cuánto queda para que salgan? - preguntó, con ganas de marcharse ya.
Miré el reloj que mi madre me había regalado años atrás. En ese momento nosotros también tendríamos que haber estado en clase, haciendo matemáticas con la profesora Jusoo, pero habíamos conseguido que Yoshi firmara la asistencia por nosotros. Era un buen chaval que siempre estaba dispuesto a ayudarnos sin recibir nada a cambio, por lo que podíamos contar con él fácilmente.
- Unos diez minutos - contesté, pero justo después la puerta principal se abrió, como si quisiera llevarme la contraria.
Mi reloj no estaba equivocado, lo que pasaba era que en se lugar los horarios eran... diferentes. Como casi todo lo demás. Rápidamente, gracias a los buenos reflejos de mi amigo, nos agachamos y escondimos detrás de un muro.
- Oye, ¿Has pensado que vas a hacer cuándo lo veas? - preguntó.
Me quedé en blanco al escuchar esa pregunta. Parecía algo obvio, pero no había pensado como debía proceder, solo quería volver a verlo.
- Aaah, de verdad que no piensas en nada - dijo Hyunsuk, con la paciencia casi agotada.
Aunque hubiera querido planear un guión, no me hubiera dado tiempo, ya que no tardamos más de cinco segundos en ver como nuestro objetivo salía apresurado por la puerta acompañado de los mismos amigos con los que había ido al karaoke. Se reían de algo que no podían llegar a oír y se daban golpes amistosos entre ellos. Hyunsuk salió del escondite sin decir nada y se aproximó a ellos, yo le seguí desde atrás sin entender lo que mi amigo hacía. Cada vez que me acercaba más a ese chico mi corazón palpitaba más y más rápido, hasta que llego un punto que alcanzó la velocidad máxima. Uno de los compañeros, el que parecía el más mayor y el que había bailado encima de la mesa aquel día que nos encontramos por primera vez, lo miró con desconfianza. Era obvio que era el menos amigable de los tres, así que Hyunsuk se colocó en el lado opuesto para no cruzar miradas con él. Aunque, la verdad, el otro chico también era bastante intimidante. No solo por su belleza, si no por su fuerte presencia y seguridad que hacían que retrocedieras sin darte cuenta. Noté como Hyunsuk me maldecía por haberle metido en todo ese lio, pero ya no había marcha atrás.
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La verdad I Mashikyu
RomanceLos recuerdos de él paseaban por su mente sin poder desaparecer, permanentemente en su cabeza. A pesar de que tampoco quería olvidarlo, tampoco iba a ser capaz jamás de reencontrarse con él, a no ser...