Junkyu P.O.V
Al abrir los ojos, tardé en darme cuenta de dónde estaba. Las paredes lujosas de mi habitación no eran nada parecidas a aquellas gastadas de granito que había en lugar donde había dormido. Empecé a hacer memoria de todos los acontecimientos de la noche anterior. Cierto, había ido a casa de Asahi a ver una película, después me llegó un mensaje de Mashiho y conseguí convencerlos para que me acompañaran a verlo. Estaba preocupado porque su ortografía no era muy correcta y tenía miedo de que estuviera muy borracho. Por suerte, llegué antes de que la situación empeorara. Pestañeé un par de veces, intentando abrir los ojos del todo pese al sueño que tenía, y me di cuenta de que justo delante mío, a unos pocos centímetros, estaba la cara de Mashiho. Seguía durmiendo tranquilamente. Su cuerpo se movía arriba y a abajo a medida que respiraba y tenía la boca ligeramente abierta para soltar el aire por ahí. Era una imagen tan adorable que me dieron ganas de fotografiarla para no perderla nunca. Al levantarme a buscar mi móvil, noté que uno de mis brazos había acabado debajo de su cuerpo y estaba completamente atrapado. Abandoné la idea de hacerle una foto porque sabía que si me movía iba a despertarse. Extendí la mano que tenía libre y dudé unos segundos. No era mi novio, ni siquiera mi amigo, entonces, ¿Estaba bien si lo tocaba un poco? "Si me descubre, pensara que soy un pervertido o algo por el estilo", pensé, lleno de inseguridad. Pero, de todas maneras, tampoco iba a ser capaz de contenerme durante mucho tiempo, así que simplemente rocé mis dedos con su cabello y empecé a acariciarlo con delicadeza. Tenía el pelo esponjoso y suave, sentía que acariciaba a un cachorrito y, automáticamente, sonreí. El chico se despertó antes de lo que esperaba y me pilló desprevenido. Como si le hubiera contagiado, sonrió también.
- Buenos días - me dijo.
Tenía una voz grave mañanera que no parecía provenir de él, que me miraba dulcemente con sus ojos resplandecientes.
- ¿Cómo estás? - le pregunté -. ¿Te duele mucho la cabeza?
Sabía que el día después de una borrachera era el peor de todos por experiencia. Él al menos no tenía a su padre gritándole de fondo para aumentar su dolor.
- Estoy bien, me tomaré algo y se me pasará pronto - afirmó.
- ¡Ah! Tengo una idea - le dije -. ¿Hay alguna herbería por aquí cerca?
Mashiho se removió su pelo rizado, pensativo.
- Sí que hay una, sí. Está a la vuelta de la esquina, ¿Por? - preguntó.
- Hay un remedio casero que me enseñó una de mis... - empecé a decir, pero me di cuenta de que decir la palabra "criada" no era demasiado adecuado si quería fingir ser alguien de clase baja -. Una de las amigas de la familia.
Había ido por los pelos, pero parecía que Mashiho no sospechaba nada.
- Vale, confiaré en tí - dijo.
Nos miramos unos segundos en silencio. Entonces, señalé el brazo que tenía atrapado y la razón por la que no podía ir a buscar los ingredientes. El chico se dio cuenta de que estaba debajo de su cuerpo y su cara se volvió roja al instante. Adorable.
- ¡Ah! Lo siento, no sabía que... Perdón ya me aparto - se disculpó mientras se levantaba.
Mi brazo fue liberado por fin. Fui al baño para cambiarme de ropa de nuevo y, después, fui a la herbería con las indicaciones que mi nuevo amigo me había dado mientras este se duchaba. Compré lo que quería sin problemas y volví a su casa esquivando al mayor número de personas posibles y andando a una velocidad poco usual para mí. Si me metía en problemas de nuevo, él no podía venir a salvarme otra vez. Piqué a la puerta y esperé unos segundos pero nadie me abría. Volví a picar y escuché el sonido de unos pies descalzos corriendo hacía mí. Mashiho abrió con una toalla alrededor de la cintura. Instintivamente, como si fuera por supervivencia, desvié la mirada a otro lado. Noté como mi cara se iba acalorando de la vergüenza. Pero, ¿Qué me estaba pasando?
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La verdad I Mashikyu
Любовные романыLos recuerdos de él paseaban por su mente sin poder desaparecer, permanentemente en su cabeza. A pesar de que tampoco quería olvidarlo, tampoco iba a ser capaz jamás de reencontrarse con él, a no ser...