Epilogo.

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Alessandra

Mientras observo a mis padres sonrientes y feliz, pienso en que algún día mi vida será plena, armoniosa como los de ellos, mi madre aún se ve joven, se embarazo de mi a punto de cumplir sus 17 años, muy joven por cierto, se le nota el amor a leguas por parte de los dos, mi hermano ríe mientras tira las chispitas de colores.

Mama le dice a mi padre que cuide al niño, mientras ella va por el Pavo horneado, él asiente pero antes deja un beso en su labios, y le susurro un Te amo.

Ruedo los ojos por ver tanto amor brotar de ellos.

—Te ayudo mami— me ofrezco en ayudarla, ella asiente, me levantó del sofá y camino tras de ella.

—Es un día especial para ti ¿Por qué no quisiste invitar a tus compañeras de escuela?—cuestiona mama mientras saca el Pavo enterró del Horno.

—No madre, no quise. Además nadie iba venir, es noche buena todos están con sus familiares y el también—lo último lo dije en un susurro.

—Ya está mi nena, no pienses en nada más que pasarla bien con nosotros, ya hoy cumples 17 años, quiero verte feliz.

Asentí, con mi mejor sonrisa le digo a mi madre que avance con la comida mientras yo saco el vino y las copas. Ella se va de la cocina. Saco el vino de Uva que está en el gavetero, buscó las copas en los estantes, al sacarla las lavo, luego las pongo sobre la bandeja junto a la botella de Vino.

Camino Sonriente hasta llegar al living, mis padres están jugando Domino sobre la mesa, mi hermano con los juegos que decoran el hermoso árbol de navidad.

—¡Ya es hora de brindar por un año más de vida y por esta navidad muy armoniosa a lado de mi hermosa familia!- replica papa con total alegría.

—Qué alegría hijo, ven vamos a cantarle a tu hermana, para que sople las velitas y luego a comer el pastel- Daniel se levanta del piso y corre hacia nosotros.

-Quelo pastel mami— dice con su dulce vocecita.

Nos echamos a reír los tres, al ver cómo ni hermanito mete su dedo en mi pastel, luego se lo chupa. La noche trascurría amena, cada año que pasa mis padres se notan más enamorados, mis cumpleaños es cada 25 de diciembre y solo los 4 lo celebramos mis compañeros de clase se van de viaje y el chico que es mi novio jamás esta en esta fecha, realmente lo quiero mucho pero me duele saber que no le interesa estar junto a mí en este día, llevamos dos años juntos, pero ni modo en el corazón no se manda.

Papá y mamá me regalan, una cajita de música y varios discos de mis grupos favoritos, me sorprendo al ver una llave.

—¿Que es papa?—pregunte emocionada.

—Si sales lo sabrás—dice papa con su típica sonrisa.

Me levante del sofá seguido mis padres y hermano. Corrí hasta la calle el bucillo de las otras casa sonaba alegre, el cielo yacía resplandecientes por el lumbral de los juegos artificiales, mire en la calle libre un auto active 68 av. color rosa.

Chille emocionada me lanza encima de papá, dejando besos por todo su rostro, luego a mama, les agradecí con lágrimas en los ojos.

—Anda a estrenarlo por la residencia, recuerda que no tienes licencia no te salgas de la aguja.

Asentí con una sonrisa de oreja a oreja, salí a la calle libre, inspeccione el auto con adoración, es la que siempre quise desde que papa me enseño, me acuerdo que mi abuelo me mandaría a comprar uno pero papa le dijo que no ya que yo era muy pequeña y tenía que aprender a conducir.

Miro la llave sonriente, levanto la cabeza, miro a mi papa carga a Daniel y mi mama tiene su cabeza recostada en el hombro de papa, levanto la mano y los saludos, ellos dedican una sonrisa con un asentimiento. Incrustó la llave, la puerta del piloto se abre, entró dentro de mi auto, prendo los motores y conduzco. Alrededor de la residencial, este fue mi mejor regalo de cumpleaños, agradezco a Dios por tener los padres que tengo, recuerdo cuando mama me narro su pasado y el de papá, realmente merecen esta felicidad, esperó nunca pasar por algo así, nunca me dijo quiénes eran los que mataron a mi abuelo paterno, a mi abuela y a su marido ósea mi segundo abuelo como dice mama. Lo importante de todo esto es que ellos están Súper feliz al lado de nosotros dos.

Después de andar en mi auto por media hora, me bajo y lo guardo en garaje, miro mi reloj, las 11:45 entró y saludo a mis padres. La noche paso muy emocionante, al terminar la cena y el brindes, me dispuse a lavar los trastes, a la media hora salgo de la cocina y miro a mis papas ellos se miran cómplices. Sé que desean estar a solas y ciertas personita no los deja ya que no piensa bajarse del regazo de papa.

—Daniel qué tal si duermes esta noche conmigo.

—No quelo— niega y se mete el dedo gordo en la boca.

—Ve con tu hermana—le dice mi papá y nuevamente niega. Me acercó a él y le susurro un: te daré muchos dulces pero no le digas a mama, anda vamos. Él me sonríe mostrando sus dientitos de leche.

—Mami, buenas noches—mi hermanito besa la mejilla de mi mama y luego el de papa, tomo su mano y camino en dirección a mi habitación, le guiño mi ojo derecho a mis papas estos sonríen y se abrazan.

—Yo quelo mucho cálamelos—ordena antes de entrar a la habitación, conmigo, él es tan astuto. Saco de mi armario una cajita de dulces y le doy uno a Daniel, luego le digo que al terminar se debe lavar los dientes.

Mientras él come me senté al borde de la cama, veo un cuadro donde aparecen mis queridos padres cuando joven, mi papa tiene sus manos en su vientre de mama y ella sonríe felizmente.

En algún futuro me veré feliz como ellos.

Fin...

Solo, Eres Tú (NUEVA VERSIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora