Capítulo 4

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Empezaba una nueva mañana para Soojin. Aquel día había decidido levantarse muy pronto, cosa que le costaba horrores, y salir de la cama disparada para ir a casa de la familia Yeh. Yuqi le había dicho el día anterior que debía empezar a hablar de nuevo con Shuhua como primer paso para retomar la amistad que tenían y había decidido tomarle la palabra. Tanto que habría comenzado aquel mismo día, de no ser porque se había ido a su propia casa antes de que llegara la morena.

Sin embargo, esa mañana ya no tenía ninguna excusa para seguir posponiendo lo que quería hacer y tomó la iniciativa de ir a recoger a las hermanas e ir juntas al instituto, como solían hacer antes. Yuqi le había contado que la pequeña solía salir pronto de casa para encontrarse con su novio antes de entrar a clase, por lo que el madrugón de aquella mañana le estaba costando levantarla de la cama. Pero, cuando se acordó de por qué lo hacía, se puso de pie rápidamente, como si un muelle en su espalda la hubiera propulsado hacia arriba.

Se vistió lo más acelerada que pudo con el uniforme del instituto y se adecentó un poco para bajar corriendo las escaleras y entrar a la cocina. Su madre ya estaba levantada, haciendo su café matutino y se sorprendió al ver a su hija tan pronto por allí.

- Soojin, ¿se puede saber qué haces despierta a estas horas? ¿No entras en clase hasta dentro de más de hora y media?

- Lo sé, pero hoy he quedado para desayunar en casa de Yuqi y Shuhua y no quiero llegar tarde. – aquello era una media verdad, pero esperaba enviar un mensaje a la pelirroja por el camino para que la acogiera en la primera comida del día.

- Está bien. Pero algo me huele raro. Como que me llamo Seo Hyuna que tú levantándote pronto es la cosa más extraña que ha existido nunca. – Soojin no prestaba mucha atención a su madre y tomaba un termo para poder tomarse el café por el camino.

- Bueno, me voy. Prometo estar aquí después de clase. – se acercó para darle un beso en la mejilla, pero la mayor la estrujó en sus brazos.

- Pasa el mejor día que puedas. Yo le daré un beso a tu padre de tu parte cuando se levante. – eso fue lo último que escuchó la morena antes de salir de casa.

Agradecía haber empezado a correr por su cuenta recientemente, porque la carrera que hizo hasta llegar al hogar de las hermanas Yeh la dejó completamente sin aliento. Se encontraba sujetándose las rodillas en la puerta de la casa, cuando esta se abrió. Soojin vio los pies de alguien desde donde se estaba y levantó la cabeza rápidamente para mirar como Yuqi estaba a punto de empezar a reír de la situación en la que se encontraba.

- De verdad que no quiero reírme, pero es que me lo has puesto demasiado fácil. – no pudo aguantarse más y estalló en una sonora carcajada. – No tenías que venir corriendo como si se fuera a quemar nuestra casa. Te he escuchado desde la cocina como intentabas recuperar la respiración.

- Yuqi, ¿quién está aquí tan pronto? – Soojin escuchó una voz demasiado conocida por detrás de la pelirroja. Cuando vio aparecer a Shuhua delante suya, después de demasiadas semanas solo admirándola desde la lejanía, no pudo evitar sonreír. La había echado demasiado de menos. Así que, en aquel momento, decidió que era su oportunidad para olvidarse de lo que había pasado entre ellas y hacer como si no hubiera existido.

- Hola Shuhua. ¿Qué tal? ¿Has dormido bien? – preguntó, viendo como la morena reaccionaba de una manera extraña a la aparente normalidad de la mayor.

- Sí, supongo. – respondió, aunque con dudas en su voz.

- Bueno, pasa y desayunemos, que, conociéndote, seguro que no has tomado nada. – Yuqi decidió hablar para reducir la incomodidad que desprendía su hermana. 

𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂 𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒕𝒊 - SOOSHUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora