¿Saben que es lo que pasa
cuando una brasileña intenta
enseñarle a bailar a un japonés?
Exacto.
Un completo ¡DESASTRE!
ADVERTENCIA: Toda la historia está
basada después del timeskip. Si
no deseas spoilearte no leas
está historia.
━O4. UNO, DOS, UNO, DOS, ¡EL INICIO DE UNA DESAGRADABLE ―Y HERMOSA― TORTURA!━
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El día se hacía llegar, aquel domingo parecía verse tan oscuro y frio. Había pronóstico de lluvias fuertes y su maestra de danza había informado en el grupo de WhatsApp que no había prácticas aquel día.
Su figura esbelta y delicada dio vueltas por la cama con pereza.
Verónica soltó un bostezo perezoso y se aferró a las sabanas de su cama con apaño. Debajo de aquellas mantas había un ambiente tan cálido y acogedor que hacia querer quedarse todo el día debajo de ellas mientras veía Alienígenas Ancestrales en The History Channel.
No debía preocuparse por Pedro o por Hinata. Estaba tan segura de que estos no llegarían a las tan indeseadas clases de baile para Verónica, por los tiempos que traía el cielo tan oscuro.
Sus ojos se abrieron con pereza y volvió a bostezar, perezosa. Pocas veces tenía la oportunidad de gozar de aquellos días nublados y fríos que le traían una increíble e incomprensible paz a su ser.
Metió la mano debajo de la almohada y sacó su móvil, sus ojos se achinaron ante la luz que producía la pantalla de aquel aparato. Debido a que todo su cuarto estaba oscuro y las persianas de la ventana estaban cerradas ninguna claridad podía entrar a aquella habitación, ni siquiera un débil rayo de sol ya que no los había, las negras nubes los habían tapado.
Eran las 10 de la mañana y no había ningún mensaje de Pedro para confirmar aquella clase de danza. Sonrió de forma satisfactoria y se giró al otro lado de la cama para más comodidad. Se quejó al sentir como ante la falta del calor corporal aquella parte estaba fría, obligándola a regresar a su posición inicial.
Soltó un suspiro de satisfacción y volvió a dejar su teléfono debajo de su almohada. Se acurrucó y cerró sus ojos, lista para dormir todo el día hasta la noche y solo porque Yarah la llamaría para la cena, de lo contrario dormiría hasta el lunes.
Sin embargo su paz se vio interrumpida ante el fuerte golpe en su puerta que la hizo saltar de la cama como un auténtico gato. Su compañera de hogar había entrado como todo un rayo a su habitación con una felicidad notable. La sabana que cayó en la cara de Verónica al caer en el suelo se corrió, dándole la vista a su otro ojo, viendo a su compañera con recelo.
―― Yarah, ¿Qué demo-?
―― ¡Está haciendo un clima perfecto para ir a playa! ―― Exclamó la pelirroja teñida con entusiasmo.
―― Yarah... ¿Se te zafó un tornillo? ―― Preguntó Verónica, enojada ―― No sé si ya viste el clima, pero está perfecto para quedarse en cama y ver series, ¡No para ir a playa! ―― Bramó, irritada.
