O9. ¡COLAPSANDO!

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━O9. UNO, DOS, UNO, DOS ¡COLAPSANDO!━

 UNO, DOS, UNO, DOS ¡COLAPSANDO!━

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―― Verónica-San... ¡Verónica-San! ―― La crespa dio un respingo al ver como Hinata movía su mano frente a ella. Había quedándose mirando a la nada ―― ¿Continuamos?, ¿Estás bien?

―― Eh... sí, sí ―― Verónica se sostuvo de aquel barandal cerca de los espejos como si nada, recostada. Su pie vendado era oculto por medias hasta las rodillas que no dejaban sospechas a nadie de nada. Aquella era la idea.

Se levantó y cojeó un poco, por suerte, Shoyo no tenía su vista en ella, porque además, aún había un tenso ambiente.

―― Uno... dos...

―― E-Estás moviendo el pecho ―― El japonés la corrigió, dejándola de piedra.

Tres días... tres días desde el esguince de segundo grado de su tobillo. Saltando, caminando, bailando de aquí a allá. Ignorando el hecho de que estaba hinchado y que estaba empezando a tornarse de colores morados.

―― Ah, perdón. ¿Sabes? Has tenido un gran progreso, ya manejas la Samba cruzada, la frontal y la de talón ―― Shoyo sonrió ante el reconocimiento de la chica, quién le dedico una pequeña y oculta sonrisa.

Oliveira se movió de nuevo de forma lenta, podía sentir lo hinchado que estaba su tobillo y lo mal que estaba pasando su cuerpo.

―― Ya son las 9, creo que deberías irte, Pedro se preocupara y podría pasarte algo ―― Hinata se acercó a Verónica con lentitud y la chica se alertó al verlo con aquella mirada tan filosa que podía llegar a ponerte los pelos de punta.

La grande mano del pelirrojo acabó en la frente de la menor quien jadeaba de forma débil por el sudor frío que recorría su cuerpo junto con los escalofríos de su columna.

―― Estás caliente, también estás sudando frío, ¿Haz comido bien hoy? ―― El rostro serio de Shoyo ocasionó que por primera vez el corazón de Verónica se acelerara.

Por primera vez...

Su perfil se veía tan serio y filoso, una mirada que podría cortarte su quisieras. Su exaltó al notar como éste tenia un brazo rodeando su pequeña cintura mientras su otro brazo se encargaba de recargarse en su frente para tomar su temperatura.

Estaban tan cerca que podía sentir un poco de la respiración del japonés quién aún no notaba sus acciones ni las consecuencias de ellas. Y era mejor que no lo supiera.

Los ojos de Verónica parecieron brillar con fuerza cuando los ojos de Shoyo se conectaron con los suyos, ambos respiraciones se aceleraron al igual que sus corazones. Hinata permanecía a la joven tan cerca con su agarre que sus pechos estaban a centímetros de tocarse.

𝐒𝐀𝐌𝐁𝐀━ 𝐇𝐈𝐍𝐀𝐓𝐀 𝐒𝐇𝐎𝐘𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora