¿Saben que es lo que pasa
cuando una brasileña intenta
enseñarle a bailar a un japonés?
Exacto.
Un completo ¡DESASTRE!
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está historia.
Una pequeña niña de cabello rubio caminaba de la mano de su madre. Saltaba de emoción y esperaba llegar a sus clases de danza de forma rápida para empezar a bailar.
―― Calma, cielo ―― Rio su madre, cariñosa.
Ambas entraron al grande estudio de danza para niños y adolescentes. Era el horario de los niños así que ya había menores estirando con ayuda de un hombre de cabello negro.
―― ¡Hola! ―― La niña corrió a sus demás compañeros, contenta. Estos la recibieron de la misma forma y empezaron a hablar, haciendo que la niña olvidara a su madre.
―― Cariño, saluda a tu maestra ―― La reprendió su madre.
―― No pasa nada ―― Rio la mujer, divertida.
―― Como lo siento, señorita Oliveira, suele ser muy imperativa ―― Se disculpó la madre, apenada.
―― No se preocupe, así son todos los niños ―― La crespa tocó su hombro y la miró ―― Yo me encargo, déjemela a mi ―― La madre suspiró con tranquilidad y se despidió de su hija, dejándola en mano de la, ahora, bailarina profesional ―― ¡Bien niños, inicia la clase! ―― Todos gritaron, alegres, contagiándola.
―― Verónica, tengo que hacer algo importante en casa, regresaré de inmediato ―― Pedro le avisó, levantando su mano.
―― Claro, no te preocupes ―― Sonrió, amable ―― Iniciemos con tango, pequeños ―― Todos los niños se pusieron en posición y Pedro salió del gran estudio, mirando de reojo a Verónica con una sonrisa.
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La noche se hacía llegar. Verónica terminó con los adolescentes.
Ahora, a sus 24 años, tenía una mejor casa y mas grande. Tenía un lindo perro y había montado un estudio profesional para enseñarle a bailar a niños y jóvenes. El año siguiente logró bailar en los carnavales, y después en los de más arriba, volviéndose una cara reconocible para todos en Brasil.