—¿Estás segura de esto?— Pregunto David, tomando mi mano entre la suyas con fuerza.
—La verdad es que no, pero no voy a desperdiciar doce horas de vuelo y documentos cincuenta euros.— Respondí, con mi mirada aún fija en aquella enorme casa.— Ya estamos aquí.
—Audrey, no tienes que hacer esto.— David me tomo del mentón, obligándome a mirarlo.— Podemos hacer otra cosa durante el fin de semana y no desperdiciar el tiempo, si es que lo quieres.
—Es que quiero hacerlo.— Murmuré, desviando mi mirada al suelo.— Pero no estoy segura de poder hacerlo.
Nos quedamos en silencio durante varios segundos, cada quien sumido en sus pensamientos.
¿Esto era lo correcto? ¿De verdad tenía que hacerlo? ¿De verdad lo quería?
Aún no lo sé. No sabía si estaba tomando la decisión correcta al ponerme frente a ellos después de tantos años. No estaba segura de querer esto, pero había algo en mi que seguía insistiendo en caminar hacia la puerta y tocar el timbre.
Me solté del agarre de David, bajando del auto que habíamos rentado en el aeropuerto hace una hora; nuestro equipaje seguía en el maletero.
David imito mi acción, bajando del auto y apresurándose a caminar hacia mi, tomando nuevamente mi mano.
—¿Estás segura que es aquí?— Cuestionó David, mirando alrededor.
—De acuerdo a la madre de Miranda, jamás se mudaron. Siguen viviendo en la misma casa de siempre, y es esta.— Conteste, deteniéndome justo en la entrada.
Aún faltaban unos cuantos metros para llegar a la puerta, y mis piernas ya estaban temblando. Sentía los nervios apoderarse de mi, mientras mi nuca comenzaba a sudar. David no decía nada, estaba entretenido mirando alrededor.
»¡Es ahora o nunca, Audrey!«
Me arme de valor, comenzando a caminar a pasos apresurados hacia la puerta, y debido a la intensidad de mi caminata y la distracción de David, nuestras manos volvieron a separarse, dejándolo atrás mientras yo llegaba a la puerta.
Levante mi mano, dejándola solo a unos centímetros de la puerta. Analice la situación una última vez, pero antes de que pudiera siquiera tocar la puerta, esta se abrió.
Sentí mi alma caer al suelo, el aire dejó de circular en mi cuerpo por un momento, y estoy segura que mis niveles de azúcar y presión arterial bajaron a 0.
—Audrey.— Fue lo único que salió de sus labios. Una mirada dura, a cómo estaba acostumbrada, y un semblante totalmente serio.
Di un paso hacía atrás, mientras cerraba la puerta detrás suya. La tensión en su cuerpo pareció irse, mientras dirigía su mirada nuevamente hacía mi, ahora, formando una pequeña sonrisa con sus finos labios. Sentí sus brazos tomarme por los hombros, y cuando menos lo esperaba, estaba envuelta en un abrazo.
—Hola mamá.— Pronuncie en voz baja, respondiendo el abrazo, de manera muy dudosa. No pasó mucho tiempo para que se alejara de mi y diera un paso hacía atrás.
El silencio se adueñó de ambas. Mientras ella, me miraba segura de sí misma, yo sentía que la vida se me escapaba de las manos. No sabía que hacer, ni cómo reaccionar, mucho menos lo que debía decir.
Giré mi cabeza ligeramente, buscando la ayuda de David, el cual ya se encontraba a mi lado.
—Mamá, el es...— Tartamudee, pero ella me interrumpió.
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Esto es Karmaland || Youtubers
FanfictionAudrey Cervera, una de las youtubers más influyentes de Latinoamérica, es invitada a pertenecer a una serie de un videojuego junto con otros 9 chicos, los youtubers más influyentes de España, e incluso, también Latinoamerica. Las cosas se ponen sals...