Ya era por fin la mañana siguiente. Había despertado debido a la alarma que tenía en mi celular. Me solté del agarre de David para poder apagarla rápidamente, causando que este se moviera con algo de molestia sobre su lugar, pero permaneció dormido.
Me deje caer suavemente sobre la cama, volviendo a pegarme al cuerpo de David, abrazándolo con fuerza. Las mañanas en Andorra son muy frías, y aún con la calefacción prendida, podías sentir el frío colándose a la casa por el más mínimo lugar. El cuerpo de David se mantenía caliente, causándome comodidad.
Cerré los ojos durante unos segundos, debatiendo mentalmente si debía dormir o no. Estaba extremadamente cómoda a su lado, pero sabía que me sería casi imposible volver a conciliar el sueño.
Finalmente opté por bajar a preparar el desayuno para los dos. La cama de David estaba pegada a la pared, así que para poder salir, tenía que pasar por encima de él. Me levante con pereza de la cama, pasando mi pierna por encima de la cadera de David para poder bajar.
—No me voy a quejar al hecho de que desperté y esto es lo primero que veo.— La voz ronca de David me tomo por sorpresa, mientras ponía mis manos en su cintura para evitar que me quitara de encima de él.— Buenos días, preciosa.
Puedo jurar que me derretí en mi lugar. Su voz ronca, cabello despeinado y esa sonrisas adormilada me estaban haciendo añicos. Me encantaba.
—Buenos días, guapo.— Sonreí, sin siquiera intentar moverme.— Apenas iba a hacer el desayuno.
—No tienes que hacer el desayuno, podemos ir a algún restaurante.— Musitó, encogiéndose de hombros.
—Me gusta desayunar en casa, ¿vale?— Sonreí levemente.— Además, tú comes mucho en la calle, debes comenzar a comer en casa.
—Vivo con el miedo de incendiar mi casa entera, ¿vale?— Bromeó.— Casi lo hago cuando vivía con Póker.
—¿Póker?— Indagué, poniendo mis manos sobre su pecho, moviéndolas suavemente sobre este.
—Es un gran amigo mío, fuimos compañeros de piso por tres años más o menos.— Respondió, cerrando los ojos ante mi tacto.— Ahora tiene novia y esta a punto de tener un hijo, y realmente no tenemos mucho contacto desde entonces, pero es de mis mejores amigos.
Asentí con la cabeza, dejando de mover mis manos. David abrió los ojos, mirándome con una sonrisa.
—Hay que dormir un rato más, ¿si?— Pidió, haciendo un puchero.
—No seré capaz de conciliar el sueño nuevamente.— Aclaré, soltando una pequeña risita.
—Puedo hacerte cariñitos.— Musitó, encogiéndose suavemente de hombros.— Me he dado cuenta que te gusta y te ayudan a dormir.
Reí levemente, negando con la cabeza. David me tomo de los hombros, obligándome a recostarme sobre su pecho. Estire mis piernas para evitar la incómoda sensación de seguir sobre cuclillas, rozando mis pies con los de él.
Por su parte, David comenzaba a acariciar mi cabello, mientras que la otra mano la metía ligeramente debajo de mi blusa, acariciando la piel desnuda de mi espalda. No pude evitar cerrar los ojos debido a la tranquilidad. Los cariñitos siempre habían sido mi punto débil.
Y debo admitir que ahora mismo, odio que tanto David como Raúl estén enterados de ello, pues es algo que ambos hacer casi todo el tiempo. Especialmente Raúl, que es con quien convivo más.
—Tengo hambre.— Murmuré, aún con los ojos cerrados, después de un largo rato de silencio. David rió.
—¿Quieres que bajemos a preparar el desayuno?— Susurro sobre mi cuello, yo asentí.
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Esto es Karmaland || Youtubers
Hayran KurguAudrey Cervera, una de las youtubers más influyentes de Latinoamérica, es invitada a pertenecer a una serie de un videojuego junto con otros 9 chicos, los youtubers más influyentes de España, e incluso, también Latinoamerica. Las cosas se ponen sals...