Esto es Karmaland || Youtubers

Capítulo 25.

[FAVOR DE LEER LA NOTA DEL FINAL]
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—¿Qué opinas?— Preguntó David, girando un poco la cabeza para verme.

—Me gusta la idea.— Sonreí, con la mirada aún fija en la pantalla del computador.— Es mucho mejor que tener las paredes blancas.

—Además, al tener la construcción debajo del agua, no es tan obvio que está ahí, ¿sabes?— Siguió, sonriendo abiertamente.

—¡Es que eres un genio, David!— Exclamé, tomando su rostro entre mis manos y besando su frente.

—Pues claro, además de sexy, soy un cerebrito.— Dijo de manera divertida, volviendo a sonreír.

—¡Sí hay que ser minero! ¡Romper el pico de hierro!— Rúben entró a la habitación, gritando/cantando su canción, en compañía de Mangel.— ¡No importa el cripper que venga pa' que sepas que te quiero!

—¡Como un buen minero! ¡Me juego la vida por ti!— Grite yo, siguiendo la canción.

David soltó una carcajada, mientras Rúben y Mangel comenzaban a saltar por toda la habitación como locos.

—Es que sois como niños pequeños.— Se quejó Samuel, entrando la habitación.— Son las nueve de la mañana, ¡¿Cómo es posible que tengáis energía a esta hora?!

—¡Mucho café!— Respondió Mangel, sin dejar de saltar.

—¡Demasiado café!— Grito Rúben, dejándose caer en mi cama, entre David y yo.— Audrey, aléjate de Fargan, yo lo vi primero.

—Te voy a meter una putazo.— Dije divertida.

—Venga, dale, soy un maquina, no voy a sentir nada, no me harás ni cosquillas.— Incitó, poniéndose de pie y sacando el pecho de manera exagerada.

—¿A este que mosco le picó?— Preguntó Raúl, entrando a la habitación.

—Es quería ahora todos entran a mi habitación como Juan por su casa, ¡Ya no hay respeto!— Me quejé, dejando caer mi torso en la cama.

—Pues es que todos están aquí.— Dijo Samuel, sentándose en la cama.

—¡Porque entraron sin preguntar!— Exclamé.

—¿Por qué Mangel sigue saltando?— Pregunto David, y justo en ese momento, Mangel se dejó caer al suelo.— Vale, ni siquiera voy a preguntar.

—¡Callaos la boca! ¡Son las nueve de la mañana! ¡Interrumpen mi sueño!— Gritó Andrea, apareciendo en la puerta de mi habitación con el rostro adormilado.

—Ven aquí.— Extendí los brazos en su dirección, aún estando recostada en la cama.

Andrea no rechistó, se apresuró a caminar en mi dirección, recostándose sobre mi.

—¿Por qué tienes tendencia a ser roba mujeres?— Pregunto Jordi, también apareciendo por la puerta de mi habitación.— Esa es mi mujer.

—Ya no más.— Sentencie.— A partir de ahora, sus mujeres ya no son sus mujeres, son mis mujeres.— Seguí, remarcando las palabras.

—Eso no es justo.— Se quejó Samuel.

—Así es la vida, amigos míos.— Repliqué.— Ahora vayamos todos al living, antes de que invadan mi habitación.

Salimos de mi habitación, bajando a la sala, donde nos encontramos a Alex y Eva recostado en el sofá, mirando Netflix. Los demás se les unieron, comenzando a ver la película con ellos.