Narcissistic.

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Capítulo No34:

Finalmente Nicholas aceptó, pero se negó a ir en mi auto así que tuvimos que ir en el suyo. Llegamos a una heladería que los niños eligieron ya que tenía, según ellos, una gran área de juegos, la mejor de la zona. (http://data.whicdn.com/images/69302611/large.jpg)

Tenían cerca de veinte sabores, los cuales Nicholas tuvo que mencionar al menos tres veces para que James y Clarista pudieran decidir, en especial Clarista quien aún no sabía leer del todo bien. 

- ¡Frutilla! – Dijo la pequeña que estaba en los brazos de su hermano mayor. 

- ¡Vainilla! – Se unió James. 

- Me hicieron repetir los sabores ¡Tres veces! Para elegir lo mismo de siempre – Les reclamó en juego y ambos rieron al igual que la cajera quien con una enorme y por supuesto, estúpida sonrisa no dejaba de mirar a Nicholas. 

- Chocolate – Dije de mala gana. 

Como era de esperarse no me dejó pagar y no precisamente por caballerosidad, si no por su actitud de “No necesito, ni yo ni mi hermanos, nada de ti”. Luego de que nos dieran los helados, los dos pequeños se fueron a la zona de juegos.

- Yo los había invitado, Nicholas – Le dije molesta sentándome en uno de los cómodos y llamativos sillones del colorido lugar. No me respondió nada, solo recargó sus codos en sus rodillas y cubrió su rostro - ¿Por qué me había dicho que te “comenzaba” a agradar si no era cierto? – Tomé la cuchara para tomar un poco de helado y llevarlo a mi boca. 

- Yo no mentí – Dijo volteando hacia mí – Me agradaba la tu de ese día. 

- ¿La yo de ese día? – Pregunté entre risas.

- Si – Se recargó en el sillón y recargó su brazo en el respaldo de este quedando su brazo casi a la misma distancia de mi hombro – Despreocupada, sin maquillaje, sin todos esos accesorios de sobra – Rió. 

- Es lo mismo Nicholas – Le dije riendo – Con vestido, falda, en pantalón, en short, con maquillaje o no. Soy la misma. 

- Claro que no – Dijo serio – Nunca eres la misma – Aseguró – Eres una en el campus, otra en tu casa, otra conmigo, otra con Logan, otra con Shaniece y eres otra con mis hermanos – Tenía razón - ¿Y sabes qué es lo peor?

- ¿Qué? – Contesté intimidada. 

- Que nadie sabe cuál es la verdadera.

Un silencio nos inundó, solamente entre nosotros ya que todo alrededor nuestro seguía su común ritmo, personas platicaban y niños corrían de un lado a otro. 

- Entonces ya tenemos algo en común – Dirigí mi mirada hacia él, quien solo volteó y me miró esperando una explicación – También en el campus eres otro, en tu casa otro, conmigo otro… incluso ayer eras otro – Regresé mi mirada al helado que comenzaba a derretirse. 

- No es…

- No digas nada – Lo interrumpí, no le estaba pidiendo explicaciones – ¿Quieres? – Le dije rompiendo el silencio nuevamente solo entre nosotros.

- Odio el chocolate – Dijo negando con la cabeza. 

- ¡Eres un mentiroso! – Le dije riendo – Casi acababas tu solo con un pastel de chocolate ¿Y ahora lo odias? – Se unió a mis risas, no podía negar que no era otro.

- Solo comí un poco – Dijo frunciendo el ceño. 

- ¿Un poco? Si claro – Dije sarcásticamente, tomé un poco de helado con la cuchara una vez más y la acerqué a él – Vamos, solo un poco – Me puse de rodillas sobre el sillón para acercarme solo un poco más. 

- No – Se negó nuevamente.

- Se derretirá y se caerá en tu ropa – Canturreé.

- Que no – Dijo riendo.

Al mismo tiempo, me abrazaba por la cintura haciéndome quedar nuevamente sentada, solo que nuestra distancia se había convertido a prácticamente nada. Levanté nuevamente mi cuchara de plástico y la acerqué a él quien finalmente abrió la boca. Sonreí victoriosa y esta vez yo tomé su mejilla con mi mano libre, no necesité guiarlo y mucho menos acercarme, él solo se dirigió a mis labios. 

Subió su mano hasta mi cuello, evitando que me separar pero era algo que no haría ni en broma.

- Tu mano esta fría – Dijo riendo entre besos.

Era lógico después de haber sostenido el vaso con helado por más de quince minutos. Le sonreí y volví a unir nuestros labios, solo que tomé su mano que estaba en mi cuello y la bajé para entrelazar nuestros dedos, y que la temperatura de esta se regulara. Una vez más se alejó de mis labios y su mirada se enfocó en nuestras manos, levantó una de sus cejas.

- Ya no está fría – Fue lo único que logré decir y negó con la cabeza riendo.

Por un desconocido motivo, giré mi rostro y me encontré con nadie más y nadie menos que Logan y Lily quienes nos miraban más que sorprendidos. 

Lily reaccionó y sacudió un poco su cabeza y volteó a ver a Logan quien seguía con los ojos como platos. Había ganado la apuesta. 

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