CAPITULO 30

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Pov Ale

Me baje rápidamente del taxi y me dirigí a la entrada de la delegación lo antes posible. Pedí información al policía que estaba en recepción por ellas.

- Oficial disculpe, me podría decir ¿Qué fue lo que hizo la señorita Lucía Sandoval y Sam León?- el oficial empezó a revisar un folder que tenía.

- Exactamente, ellas se encuentran aquí, por causar desorden el la vía pública.

- Eso lo sé oficial, pero yo quiero saber qué fue lo que hicieron exactamente para que las arestaran.

- Las señoritas se estaban peleando en el parque, ¡Muy salvajemente! Para mí parecer.- Mierda Lucía me va a escuchar, ¿Cómo es Posible que me mintiera? Y aparte pelearse en la calle. Pagué la fianza de las dos, que no me salió nada barato su jueguito.

Le pedí al policía que antes de liberarlas me dejara pasar a verlas. Camine por un pasillo que me indico uno de los policías y ahí estaban las dos en celdas diferentes una enfrente a la otra y no era posible ¡Seguían discutiendo!

- ¡Amor veniste!

- Ella no es tu amor Sam, ¿No entiendes?- Rodeé los ojos al escucharlas discutir de nuevo y me crucé de brazos.

- ¡SILENCIO LAS DOS! Ustedes merecen pasar aquí toda la noche entera, por ser tan ¡INFANTILES! ¿Que edad tienen? 8 acaso.

- ¡Amor perdoname! No quería que esto llegará hasta este extremo pero ella me provoco- Lucía hizo pucheros detrás de la celda, yo suspiré y negué con la cabeza.

- Contigo hablaré en el auto Lucía, no me tienes nada ¡Contenta!- Le dije muy seria.

- ¡Ya terminala Ale!

- Tu, ¡TE CALLAS SAM! Porque no dudó que tú la provocaste- me acerque y ella sonrió sinicamente.

- ¿Yo? Yo no Ale, yo solo me desquite de la que me debía- me dijo Sam riéndose, yo le pegue a la reja y ambas saltaron del susto.

- Sam, te sacaré de este lugar pero con una condición- me crucé brazos y ella frunció el ceño.

- ¿Cual condición?

- La condición es que dejes en paz a Lucía y nuestra relación. Porque ya me tienes ¡CANSADA SAM! Ya caes mal con esa tu actitud obsesiva.

- ¡Está bien Ale! Lo prometo, pero sabes que Lucía... El Karma existe y no dudes que algún día te llegará.

- ¡Perdón Sam! Pero no he hecho nada malo, lo único es amar a Alr con mi vida entera, y no andar de ¡PERRA ARRASTRADA COMO TÚ!- Yo miraba a una y a otra mientras hablaban ¿Acaso no se cansaban?

El oficial llegó y las  libero de las celdas. Lucía se tiró a mi para abrazarme, pude notar que tenía el labio partido y uno que otro rasguño. No dudé en abrazar a mi mujer y al poco tiempo Sam paso a nuestro lado y solo negó con la cabeza. Confieso que me dieron ganas de reír al ver que ella caminaba como que si estuviera escaldada, pero resisti la risa.

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Nos subimos al auto y Lucía se me quedó viendo directamente que no pude evitar voltear a verla.

- ¡Amor! ¿Estás enojada?- me preguntó acariciando mi muslo.

- ¿Tú qué crees?- tomé su mentón y vi a sus hermosos ojitos.

- ¡Perdón amor! No vuelve a pasar- Lucía bajo su rostro, pero yo lo levanté de nuevo.

- Lo se Lu, pero no me gusta que me mientas y mucho menos que te agarres a golpes con Sam. Mira nada más como quedaste.

- Ella quedó peor amor-.

-Lo note.- ambas empezamos a reír. - Vamos a casa cielo- le dije a Lucía, ella asintió y arranque el auto.

Pov Lucía

Estaba sentada en el sofá, ya que ella no me permitió ir a mi casa, llamé a Mariana y recibí otra regañada. Ale se acercó a mí con un botiquín en la mano, saco alcohol y un algodón para empezar a limpiar la herida de mis labios y los rasguños. Ella se acercó a mí y yo observaba sus hermoso ojos verdes, sin duda alguna podría perderme en ellos toda la vida. Observaba cada movimiento que realizaba, me queje un poco al sentir el ardor del alcohol y ella negó con su cabeza.

- No te quejes Lucía, porque nadie te mando a que te pelearas- me dijo mientras limpiaba la herida de mis labios. Yo observé los suyos, eran tan carnosos y de un tono rosa suave, que era imposible no pensar el besarlos. - Listo amor- Ale dejó algodón a un lado. Empezó acariciar mi mejilla, ella también observó mis labios y después desvío su mirada a mis ojos.

- Si no fuera porque estás lastimada de ese labio, ya te hubiera comido esa boquita a besos- ella se levantó del sillón dónde estaba, pero yo tomé su mano para impedirle que se fuera.

- ¿Y porque no lo haces? Yo sé que tus besos siempre son la mejor cura- le guiñe un ojo, ella rio y se acercó más a mí. Yo cerré los ojos esperando sus caricias en mis labios, pero solamente beso mi mejilla.

- Hoy estás castigada. Creo que es justo después de lo que hiciste hoy- recogió el botiquín y yo suspiré frustrada por el castigo que me había puesto. - Subamos a dormir amor, mañana tengo una reunión- me dijo Ale, pero yo no podía dormir sin que ella me diera un beso. Así que me quedé en el sofá cruzada de brazos.

- ¡Ve, tu! Yo me quedaré a dormir en el sofá- acaricié el sofá con la palma de mi mano, ella bajo las escaleras y se agachó donde yo estába.

- Bonita, tu no puedes dormir aquí ¿Estás loca? Vamos-

- No Ale, creo que mi castigo también debe ser no dormir hoy a tu lado, así que me quedaré aquí. Sueña lindo amor- aguanté la risa por la cara que había puesto.

- No amor, ¿Cómo crees que te dejare aquí?- se acercó más a mi y me miró a los ojos. ¡Bingo! Pensé al ver que desvío su mirada a mis labios y trago en seco.

- Bye amor, ¡Sueña conmigo!- acomodé una almohada y ella suspiró resignadamente.

- Eres una niña caprichosa. Ven aca- tomo mi rostro y se acercó a mí para depositar un beso. Era un beso tan necesitado, pero a la vez lento y lleno de amor. Coloqué mis manos alrededor de su cuello y ella tomaba mi rostro con ambas manos. El beso se tornó más intenso pero nos separamos por falta de aire.

- ¡Te amo tanto Lucía Sandoval! Mi niñita caprichuda- me dijo Ale riendo y acariciando mi rostro con su dedo pulgar.

- ¡Yo te amo mucho más MI Alejandra Rivera! Y haría cualquier locura por ti, una y otra vez amor- le di un corto beso en los labios y ella me levanto del sofá cargándome entre sus brazos para llevarme a su habitación.


¿Drama? 😏

¡DAME CHOCOLATE ! - (Luciale) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora