Hermanos.

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Sirius miró a su hermano, los había llevado a su casa. No entendía porque él placer de conseguir otro hogar, pero les venía como anillo al dedo.
Tal vez no se lanzarán a un duelo a muerte, después de todo ya habían madurado lo suficiente para no hacer tal cosa.

Solo asintió en reconocimiento y con paso cansado se dejó caer en el sillón cercano, no habían hablado y Sirius ya empezaba ha sentirse lo suficientemente mayor para toda esta mierda de corazón a corazón con su hermano menor.

—¿Quieres algo de beber?—Regulus preguntó, la cortesía siempre fue bien recibida por su madre. Aún recordaba eso.

—Whisky de fuego, por favor—suspiro intentando ocultarse más en el sillón—entonces... ¿De qué estamos hablando?—cuestionó mirando hacia el techo de la habitación, era de un tono oscuro muy relajante.

Podía ser un Gryffindor pero realmente le gustaban los tonos oscuros en ocasiones. Cuando su mente no podía soportar muchas cosas, sólo quería mirar hacia una pared de tonos oscuros y cálidos por horas. Su hermano estaba buscando la mirada de Sirius para saber que tan seguro era hablar. Pero sólo se encontró con un momento vacío en esos ojos. Era como sí su mente estuviera en todos lados y al mismo tiempo en ninguno.

—¿Estás enojado?—preguntó su hermano menor con dulzura. Algo extraño en los Black.

—No—suspiro aceptando el vaso de licor con cuidado—sorprendido. Llevas saliendo con Severus un buen tiempo.

La risa de Regulus logró relajar a su hermano que sólo soltó otro suspiro resignado. Al principio intentar coquetear con Severus fue innegable desde que en el colegio comenzó a gustarle un poco, luego Remus ocupo todos sus pensamientos y los sentimientos se redujeron cuando James empezó a salir con él. Remus no se enojo nunca cuando habló sobre que aún sentía algo por Severus, él hombre lobo aceptó tener algo también por él hombre oscuro.

—Lamento haberlo ocultado—aceptó sentándose a lado de su hermano con una sonrisa fácil—pero Remus y tú, nunca nos dieron una oportunidad de hablar.

—Nadie parecía saber de su relación—aseguró dándole un trago a su whisky.

—Tom—murmuró él menor con una risa perdida—él sabía, pero no dijo nada hasta fuera algo que nosotros consideramos decir en voz alta.

—¿Harry lo sabe?—cuestiono dignandose a mirar a su hermano al fin—es un poco agresivo.

—Ya lo creo—el sarcasmo goteo y la sonrisa se Sirius fue enorme—me mordió.

La risa divertida y feliz de Sirius resonó por toda la habitación, Regulus se atrevería a decir que por toda la casa. Era un risa que no le había escuchado en tanto tiempo a su hermano, entonces se lo permitirá por esa vez, reírse de cómo un niño de once años le había mordido de forma brutal por decir que estaba saliendo con su papá.

Aunque era algo que se esperaba, sí cuando pudo entender las acciones de Remus y Sirius fue poco amable con su padrino. Lo había mordido cuando noto como las manos del mayor de los Black subían de manera inapropiada. Había pateado y usado magia accidental cuando Remus y Sirius decidieron que era buena idea intentar emboscar al hombre.

—Por lo menos a mí no me lleno el pelaje de pegamento—bromeó ganándose una mala mirada.

—Tú no eres un animago—declaró como sí no fuera nada—además que Harry simplemente te mordiera, demuestra que te quiere. Aún más que a mí.

—¿Quién hubiera pensando qué me quiere más que a su padrino?—El tono burlon fue claro para Sirius.

—Ese niño me adora—sonrió—cuando no estoy intentando entrar en los pantalones de su padre.

—Hasta yo te adoro cuando no lo estás intentando—sonrió dando un ligero toque de su vaso contra el de su hermano.

Simbolo de un mini brindis de aceptación de sus sentimientos mutuos para él mismo hombre. Pero que podrían respetar. Sirius no quería entrar en un duelo, Regulus fue conocido como él mejor en esa área. No estaba listo para perder una mano o alguna pierna. Estaba feliz de estar completo, gracias.

—¿Crees que Harry acepte mi regalo por inicio de clases?—cuestionó el menor Black curioso.

—El verdadero problema es Severus—Sirius insinuó—sabes como se pone cuando intentan mimar demasiado a Harry.

Mientras los dos hombres hablaban como adultos responsables que se suponía que debían ser. Adultos responsables y funcionales. Que podrían charlar como sí no quisieran matarse.

En un lugar diferente se encontraba un muy avergonzado Severus Snape que veía a los diablillos que tenía en la familia brincar emocionados. A veces pensaba que podría matarse, tal vez Drei o Nagini aceptarían el trabajo de envenenarlo y comerse su cuerpo para no dejar evidencias.

—¿Estás seguro de esto, Harry?—preguntó resignado al escuchar cómo tanto Draco como Harry parecían contentos con Longbottom.

A quién habían conocido gracias a que Cissy insistió en qué Harry necesitaba más amigos de su edad además de Draco. El desarrollo social de un niño era indispensable.

—Claro que sí Papá—sonrió casi cegadoramente—Neville será feliz cuando se entere.

—Harry—llamó suavemente intentando no asustar a su hijo—recuerda que no todos los niños fueron educados para pensar que cualquier casa de Hogwarts es buena.

Draco arrugó la nariz un poco mimado. Claramente no pensaba que todos los alumnos de las casas eran buenas personas, pero eso no impedía que estás fueran buenas y que se ajustarán a la personalidad de los estudiantes.

—En realidad deberías hablar con él, padrino—Draco sugirió suavemente—su abuela y tío, le hacen pensar que tener un poco de magia es un milagro—susurró enojado—pensaron que sería un Squib.

Esa frase horrorizo a Severus. Claramente Neville no era su preferido, pero ningún niño debería ser tratado de esa forma. No tenía nada que ver la poca magia o no de los niños para ser tratados tan duramente. Sí Harry hubiera sido un Squib aún así lo amaría como lo que era, su hijo.

—¿Ha pasado algo con eso?—Preguntó mirando a los chicos que apartaban la mirada apenados.

—Su tío lo tiro por una ventana para ver sí tenía magia—Harry mordió su labio superior con fuerza, esperando no ser imprudente—me da miedo lo que pueda pasarle, papá.

—A mi igual padrino—aceptó él rubio un poco nervioso mirando hacia el suelo—su abuela lo quiere, pero no creo que hacerle creer que la magia que tiene es un milagro—gruñó apretando los puños enojado—y hacerle creer que debería ser un Gryffindor porque sus padres lo fueron. Yo creo que Neville debería ser fiel a él mismo.

Harry asintió a su lado nervioso.
Severus lo pensó un momento mirando como ambos niños apartaba la mirada. Claramente no querían separar a Longbottom de su familia, pero eso era un grito de ayuda para arreglar algunos problemas de confianza del pequeño chiquillo.

—Lo vigilare—prometió ganándose un par de sonrisas hermosamente alegres.

Solo puedo decir que Harry junto a Draco me dan mil años de vida.

Harry Potter un Slytherin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora