Severus se arrepiente.

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Severus observo al par de chiquillos correr abiertamente por todo el campo de la casa que había conseguido antes de dar clases en Hogwarts recordando cuando apenas eran lo suficientemente pequeños para estar solos, cuando Harry había llorado y suplicado por quedarse con la serpiente de tres cabezas.

—¿Qué pasa?—las grandes manos de Sirius lo rodearon por la espalda para sujetar su cintura—no pareces muy feliz, cariño.

—Sirius voy a arrancarte las manos—amenazó alejándose para mirar directamente a su pequeño hijo gritar emocionado de un lado a otro.

Drei estaba en el pasto en busca del sol de la tarde. Calentandose, Nagini debería estar por algún lugar de la casa. Tom la había dejado con Harry, porque la serpiente había estado preocupada desde que se entero que él niño pequeño, el pequeño terror de la casa iría a Hogwarts con él viejo come limones que tanto lastimó a Tom.

Entonces la serpiente había entrado en modo madre sobre protectora. Severus tuvo ganas de reírse un poco de eso, pero el pequeño corazón de su adorable hijo, lo hizo imposible. Ya que él niño había llorado cuando comenzó a reírse de Nagini. Entonces Severus tuvo que detenerse. Regulus llegaría en cualquier momento para llevarse un rato a Harry. Podía escuchar la voz del hombre en su cabeza.

—Necesitamos hablar, Sirius—expresó abiertamente mirando al animago que estaba con él.

—¿De qué?—la petición tomó por sorpresa al antiguo terror de Severus.

—Tú hermano y yo estamos saliendo—declaró restándole importancia—y antes de que hagas un escándalo aún mayor de esto, fue antes de que tú y Remus decidieran atacarme—afirmó conteniendo un poco el aliento.

Pero lo único que consiguió fue un fuerte suspiro de parte del hombre. Quien se detuvo un poco, mirando hacia fuera para asegurarse de que los dos terrores que corrían por la casa no escucharan su plática.

—¡Voy a matar a mi hermano!—se rió relajandose notablemente—Nos gustas Severus, pero sí eres feliz con mi hermano puedo aceptar eso.

Severus miro extrañado la reacción del sangre pura. Pero aún podía ver la línea tensa en sus hombros, su mandíbula apretada y los ojos dilatados en una advertencia silenciosa que tomar a su hermano menor del cuello de la túnica y arrastrarlo hasta la última puerta de su casa para torturar lo. Había algo en el fondo de los ojos de Sirius Black que le dejaba en claro, que era honesto. Que estaba deseándole lo mejor, pero también había un deseo primitivo de sostener estar información sobre la cabeza de su hermano menor. Como sí no tuviera nada mejor que hacer.

Eso fue hasta que Regulus apareció por la chimenea. El sonido alertó a Sirius que camino decidido hasta la recepción. Severus no pudo hacer más que rodar los ojos ante lo dramáticos que resultaban ser ambos hermanos.

—¡Arreglen su mierda fuera de mi casa!—grito lo suficientemente alto para que solo los adultos lo escucharán—¡por qué sí hay un solo destrozó juro que se arrepentirán!

Los ignoro cuando escucho las palabras bajas y los gruñidos. Que definitivamente eran del Black mayor. Y se relajo cuando la chimenea siendo activada de nuevo, fue el único sonido. Se concentró en mirar a su adorable hijo que corría emocionado. Demasiado dulce para su propio bien. Draco le seguía el ritmo lo mejor que podía, dentro de un par de días irían al callejón Diagon por sus útiles y buenas túnicas. Aunque Remus podría enojarse bajo el falso argumento de que Harry necesitaba ropa más colorida.

Suspiro al mirar como el par de niños regresaba ha casa tomado de las manos. Era un día extrañamente cálido en que ninguno de los dos tendría que llevar suéter o bufanda. Las serpientes podrían tomar sol y sería realmente bueno para ellas.

—¡Papá!—la voz chillona de Harry resultó adorable—¿dónde estas?

—En la cocina, mocoso—se rió un poco escuchando los pies contra la madera.

—¡Padrino!—Draco parecía muy feliz—¡No vas a creer lo que nos dijo Nagini!

Draco había rogado porque Harry le enseñará Parsel. Cosa que le parecía extraño al niño azabache, porque para él era natural. Era como un pez en el agua cuando hablaba con las serpientes. Pero aceptó, cuando Severus dijo que podrían intentar algún método para ver sí Malfoy podría aprender a pronunciar, hablar y hasta escribir en el idioma de las serpientes.

—¿Qué pasa, mocosos?—preguntó con cariño, sosteniendo a Harry un momento para revolver su cabello.

—¡Qué Tom fue el mejor de su época cuando estudió en Hogwarts!—él grito emocionado de su hijo hizo sonreír al hombre oscuro.

—Lo sé—asintió escuchando suavemente como Draco parecía querer gritar y brincar de su propia piel—él era un Slytherin, fue uno de los mejores—aceptó recordando como todos hablaron de Tom Ryddle en su época.

—¿Puedo ser igual de genial?—Harry no perdió su energía caótica ni aún después de gritar emocionado por Tom, de hecho parecía animarse más—quiero poder hacer magia—los ojos verde esmeralda brillaron aún más.

Draco dejó de balbucear emocionado, para mirar dulcemente a Harry. Parecía hipnotizado por los brillantes ojos de su pequeño. Y también parecía sumamente interesado por las bonitas pestañas, y Severus quería reírse. Porque nunca se imagino a un Malfoy cayéndose por un Potter.

—No importa en qué casa estés—aseguró él mayor intentando parecer seguro ante sus palabras—recuerde que su padre y madre fueron unos grandes Gryffindor.

—Lo sé papá—la sonrisa brillante del niño de ojos verdes casi consigue a Severus llorando al recordar a James tan calidamente—pero no creo encajar con los Gryffindor—susurró.

Severus y Draco casi se lo pierden. Sí no fuera que Harry estaba la suficientemente cerca de ellos.

—Harry—suavizo su voz normal llamando la atención de los menores—realmente no importa, puedes estar en cualquier casa y todos te vamos a querer igual.

—¡Pero el verde te queda mejor!—Draco dijo al final ganándose una risa del niño azabache.

—Concuerdo con Draco—Severus tuvo que regresar a su personalidad normal antes de dejarse ver suave ante los chicos—además es hora de la merienda. Regulus llegará en un par de horas.

Harry asintió siguiendo a su padre, arrastrando a Draco por la mano. Los niños crecen tan rápido y Severus ya se estaba arrepintiendo de llevar a su preciosa cosa a Hogwarts, algo, había una sensación viscosa arrastrándose en su interior. Era como la calma antes de la tormenta. Pero mirando a su adorado hijo sonreir como James y con los ojos brillando con determinación pura, inteligencia natural, solo podía pensar en Lily, porque los amaba ha ambos. Y seguía persiguiendo la imagen en su hijo, destrozaría ha cualquiera que intentará lastimar a la viva imagen de sus personas preciosas. Señor oscuro o no.

Mi Beta quiere acción. Y en el siguiente capítulo tendremos la discusión de Sirius y Regulus. Lol, giro inesperado de los acontecimientos.

Harry Potter un Slytherin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora