Capítulo Cinco

31 2 0
                                    

Dania

En realidad, nunca pensé que ese problema de no tener dinero, me cambiaría la vida para siempre. Yo jamás lo vi venir, nadie me dio un aviso y ni menos alguien me preparo para ese gran paso en la vida de cualquier mujer cuando me enteré de que estábamos en bancarrota no me importó demasiado no es que me haya acostumbrado a ser rica, para nada.  Jamás me importo el dinero, pero supongo que a mi madre y hermana si, Sebastian Lancaster, era un hombre como de esos que te muestran en las revistas, completamente perfecto, aunque para mi seguía siendo un completo extraño de a poco su presencia se hizo notoria en mi casa,no podía ignorar que Sebastián era atento conmigo siempre trata de llevar la fiesta en paz y entablar una amistad además de que era muy guapo la belleza del joven hombre de apenas veinticinco años era notable para cualquiera era él chico más apuesto que había visto en mi vida, con enormes ojos cafés llenos de pestañas, pelo castaño y piel blanca con una silueta fornida y grande. Y tampoco podía entender porque a veces mi corazón se tambaleaba más de una vez al ver sus ojos cafés bien fijos en mí y ni hablar de su sonrisa era lo que más me gustaba de el pero eso no cambia lo que ha echo me compro es por eso que mi actitud con el sigue siendo fría y despota.
Esta mañana al despertar de sentía diferente tal vez porque el frío estaba llegando a Nueva York decido darme un baño caliente y arreglarme para bajar a desayunar, al llegar al comedor puedo ver a Sebastián sentado quien al verme se levanta —buen día Dania— me saluda y yo solo sonrió —no vas a saludar—
—no sabía que tenía que fingir agrado de verlo hasta en la sopa— respondo porque últimamente lo he visto más tiempo de lo acostumbrado, se queda a Cenar, me invita a desayunar al cine todo como estrategia para que nos vean juntos llevamos un mes fingiendo ser novios y ha sido el mes más largo de mi vida —Dania deben conocerse en algunos meses de casarán— yo solo pongo los ojos en blanco y tomo una tostada para comenzar a desayunar—No importa, tenemos mucho tiempo para conocernos—Murmuró Sebastián pomposo, envuelto en una burbuja de arrogancia—¿De qué habla?—Pregunté sorprendida, mientras mi garganta intenta no cerrarse—¿No se lo has dicho?—pregunta a mi madre alzando una ceja, parecía estar divertido con esto—¿Qué no me han dicho?—Pregunté viendo molesta a mi mamá mientras ella solo agacharon la mirada yo no comprendía nada—¿Qué pasa?—Escupí enfadada—Apuesto que no—Contestó Sebastian, sonriendo arrogantemente—Te llevaré a casa, o quiero decir...—Ahora posa una mano en su boca, para corregir—A nuestra casa.—Dijo haciendo que mi piel se erizara—¿Cómo? ¿Cuál casa?—Pregunte aventando mi tostada en medio de la mesa, haciendo que el café salpicara por todas partes.- ¡Nunca viviría contigo!—Le contesté agresiva, mientras intento huir de esto, pero él joven se levantó de su asiento y azotó sus manos contra la mesa—Claro que lo harás!-Su voz es ronca y puede hacer que la gente se sienta amenazada, pero aun así, no bajo mi mirada—Tu aceptaste casarte conmigo ¡ambas decidieron que serás mi esposa!—Dijo con nada de sutileza en sus palabras viéndonos a mi madre y ami —yo no diría que fue mi decisión—respondí molesta y herida mientras miro a mi madre pero ella parece no ser lo suficientemente valientes como para decirme tal cosas—Dania en algún momento tendrías que venirte a vivir conmigo y he decido que sea ahora—me dice ya más calmado—no Sebastián teníamos un trato me iría a vivir contigo hasta que nos casáramos mínimo esperaba que cumplieras con ello—
—lo mejor es irnos acostumbrando a vivir junto pienso que no hay mejor momento que ahora para que te vayas de una vez a mi casa o tú que dices Jimena— mi madre levanta su mira y suspira—Hija...—Dijo mi madre tomándome del hombro, lo cual yo rechazó con firmeza—Tú también estás de acuerdo?—Pregunté viéndola con enojo y con pequeñas lagrimas saliendo de mí—Es lo mejor—Me dice mientras intenta convencerme que esto sería lo mejor. En su mundo, ¿qué sería lo mejor para mi? molesta salí corriendo rumbo a mi habitación al llegar a está, me encierro mientras mis lágrimas salen de mis ojos como un diluvio. No podía controlarme a mí misma en ese mismo momento, lo único que quería era desaparecer sabía que este momento llegaría pero pensé que tendría más tiempo, mi madre no tardó en pararse a fuera de mi puerta, mientras me pide cínicamente que abra la puerta—Dania escúchame—Dijo fingiendo que está sollozando—Tienes que salir—Dijo tocando cada vez más fuerte la puerta—¿Para qué? ¿Para venderme con ese hombre extraño? ¿Para cambiarme por dinero?—reclamo y ella no dice nada, después de algunos minutos, solo escuché como la puerta se abre, y allí estaba la madre más mala del mundo, la que cambiaría a su hija por un futuro mejor. Mi madre se tiró al lado de mí cuando entro, tomando mi mano y empezando a llorar, pero sabía que sus lágrimas eran falsas y vacías, como el compromiso qué me harán tomar este día. Mi madre lograba convencer a todos con lágrimas, era como si dentro de ella, hubiera una descarada actriz que solo sabe mentir —Yo sé que es difícil, pero es lo mejor para ti—Me dice en forma de consuelo—¿Para mí?—Mofe—Para su estúpida economía, mejor dirán—Yo era obstinada, así que no dejaría que cambiara mi parecer—No Dania, sé que ahora piensas eso, pero después me agradecerás—Me dice con voz dulce —Él te hará una mujer de bien, no te va a faltar nada y tú misma aceptaste casarte con el no entiendo a qué viene tu drama ahora—Después movió su boca para decir—Una mujer debe hacer algunos sacrificios, para mantener a su familia en pie—¿Entonces ser mujer, era la definición de ser infeliz? Buen consejo de vida madre ¿En qué siglo estábamos?—Yo no quiero nada de eso, yo solo quiero...—Mis lágrimas cayeron de nuevo, de tan solo imaginarme la vida con alguien qué es un extraño—Yo solo quiero quedarme contigo y con Olivia es eso tan difícil de entender—
—Dania no sigas—Dijo apartándose de mí, mientras yo la seguía sentada en la alfombra de mi habitación—No sigas, me haces daño—¿Yo le hacía daño? Vaya si mi madre bien pude ser actriz—Es lo mejor, prepara tus cosas, Sebastián te espera tú sabías que esto iba a pasar—Dijo cerrando la puerta, mientras yo solo podía pensar en lo cruel que es mi madre al sacrificarme de esa manera. Después de algunos minutos, comprendí que ella no me quería aquí y si ella no me quería yo no tenía nada que hacer aquí.

Me Prohibo Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora