Siete: Editado

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-Y este es tu dormitorio, claro que no vas a dormir aquí, estarás muy lejos de nosotros, apenas tienes dos meses de vida para dejarte sola. -Diana cargaba a Morgan y le enseñaba con entusiasmo su nueva habitación.

La recámara estaba bien proporcionada con todo tipo de juguetes, ropa, una cuna muy bonita, peluches, todo lo necesario, era de color rosa, tenía su propio baño y unas luces de colores.

Hacía una semana visitaron a la niña y hace dos días habían aprobado la adopción, fue fácil gracias a la ventaja de Trevor por servir qen el ejército, conseguir que Morgan fuera a casa con ellos fue cosa de nada.

La habían llenado de besos y juguetes mientras ella permanecía en el orfanato, todos los días la visitaron, todos los días jugaron, cada día su cariño creció.

Morgan miraba maravillada los colores rosas y los juguetes. La niña se sentía bien entre esas paredes nuevas.

-Eres una bebé preciosa, preciosa y mía -susurró Diana frotando su mejilla contra la de su hija.

-¡Diana, Morgan! -Steve Trevor gritó y ambas chicas bajaron por las escaleras de su hogareña casa.

-Aquí estamos -avisó la castaña bajando con la bebé regordeta en brazos, Steve estaba sonriendo, era un sueño tener una hija.

Morgan sonrió al mirar a su papá y dio saltos entre los brazos de su madre. Ya estaba acostumbrada a mirar a aquel hombre de ojos azules y de piel bronceada.

-Te traje algo, pequeña -Trevor sacó por detrás un peluche de mujer maravilla, aquella bebé tiraba baba y reclamaba tenerlo ya.

-¿Te gusta? -Indagó Diana pasando el peluche pero le fue arrebatado antes de tiempo, Steve se burló y le dio un beso a la pequeña.

Por la tarde, los tres salieron a una sesión fotográfica, querían tener la imagen de su felicidad retratada en un cuadro y querían fotos de Morgan, de su día a día, claro que para eso tenían su propia cámara y videocámara.

Pasaron a una heladería, llevaron a la niña al parque y fueron al zoológico, era todo felicidad, para el matrimonio Prince-Trevor.

En cambio para los Stark-Rogers... tenían salud.

Llegando a casa, le dieron un baño a la bebé, Diana fotografió a Morgan mientras jugaba en la tina sostenida de Steve, llena de espuma.

La secaron y la llevaron a la cama que compartían. Mientras encendieron la televisión con un programa de Disney, se pusieron a charlar.

-Es adictiva, ¿no crees?

-Oh si, me gusta su loción de bebé, cuando se la aplicó la huelo a cada rato -opinó Diana.

La castaña suspiró.

-Y pensar que hace dos meses la bebé de uno de tus amigos no sobrevivió y ahora tú tienes  una hija.

Steve medio sonrió. Steve Rogers había sido su compañero en el ejército y su buen amigo, pasaron juntos la segunda guerra mundial y cuando lo creyó muerto, sintió un vacío, había perdido a Bucky, luego a Steve...

Él seguía, siempre seguía... gracias a que Diana era su destinada, no envejecia, ella era una diosa y transmitía juventud, la suficiente para vivir el tiempo que lo hacía ella.

Trevor observó a su esposa.

-Aún me siento mal por no asistir al funeral, sabes ahora soy padre y entiendo el dolor, porque yo me imagino perder a esta niña y siento que la respiración se me corta. Creo que soy egoísta por gozar y disfrutar de Morgan, porque recuerdo a Steve y Tony, y el sufrimiento que padecen.

Diana sostuvo la mano de su omega.

-No lo eres, estás gozando de una bebé que te hace feliz, sé que son nuestros amigos, y duele su perdida, ellos... solo espero que puedan resistir.

Morgan mordia una almohada y tiraba el peluche que Steve le obsequió, mientras sus padres la observaban.

-¿Cuándo le daremos la noticia a nuestros amigos? Tu madre ya lo sabe, tu hermanas y tu tía, solo tus compañeros de equipo a los que consideramos familia no.

La alfa no le había comentado aun a su omega que cierto murciélago la había localizado.

-Bruce nos piensa reunir, tal parece que hay algo que se aproxima no me lo dijo, pero creo que es fuerte, porque ha pedido alianza con Los Vengadores y Los X-Men.

-¿Cuándo viajamos? -Replicó Trevor, dispuesto a ayudar.

-En cuanto el pasaporte de esta pequeña esté listo, mañana iremos a solicitarlo. -Dijo Diana alzando en el aire a la niña.

Morgan agarró la nariz de su madre y la apretó, hablando entre balbuceos, era sin duda una niña adorable.

-Diana y tú crees que sería bueno decirles a todos que ella es adoptada?

Diana bajó a la niña y la puso en su regazo.

-¿Te da vergüenza que lo sea?

-¡No! ¡Claro que no!, lo digo por ella, lo he pensado en la última hora, es que estaba leyendo un libro que compré hoy por la mañana, donde se explicaba que podía afectarles a los bebés saber eso, podían sentirse menos amados.

-¿Qué clase de libro te pone a pensar en la posibilidad de mentír? -Recalcó Diana confundida.

-No, es buen libro, puso los contras y pros. No quiero que ella se sienta menos amada o distinta.

La castaña suspiró y observó a su hija, la niña le sonreía y agarraba su blusa roja.

-Nadie sabe que la adoptamos, en el orfanato todo se lleva confidencial, solo tu madre y tus hermanas están enteradas... no quiero que crezca con inseguridades, prefiero protegerla de eso. Al menos hasta donde se pueda.

Steve, tenía razón. Y no era una mentira mala, no era nada, solo ocultarian su verdadero origen. Fue cruelmente abandonada, solo con una cinta de hospital en la mano que decía Morgan, ahora ellos decidían qué hacer o que no hacer.

-Nadie sabrá nunca que es adoptada, sé que no dimos la vida, pero la quiero en mi vida y la amo porque somos sus verdaderos padres, sin importar la sangre -.Reflexionó el piloto.

Steve se acercó a su esposa y la besó en los labios, asegurando su amor todavía más.

-Es nuestra, no voy a renunciar nunca a ella.

Morgan hizo ruidos graciosos y se lleno la boca de baba. Steve agarró  una toallita humeda y limpió su boquita graciosa.

Los tres se rieron y se abrazaron, desprendiendo alegría en toda la habitación.

Eran felices más de lo que jamás iba imaginar.

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Editado el 17 de enero del 2022.

La Muerte De Mi BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora