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-¿Por qué  me pones está ropa mami? -Preguntó confundida la niña.

Diana terminó de arreglar la chaquetita rosada y sonrió.

Tenía oculto tesoros, como Morgan solía llamar, y los había sacado, cosas que trajo cuando se fueron, cosas que creyó Steve algún día usar y ese día llegó.

-¿Recuerdas que te dije que Steve Rogers y su hija estaban lejos? -Morgan asintió -bueno iremos a ese lejos, tu papá y yo antes vivimos ahí cuando tu naciste.

-Mami yo... No quiero ir ahí. -Diana dejó lo que hacía pars ver a la niña.

-¿Por qué cariño?

-Porqué aquí está toda mi familia no quiero dejar a las tías, a babas, a la abuela... ¿Y si ya no vuelvo? Alguien tiene que cuidarlas.

Morgan dibujo un puchero. La niña creció con amor, con ternura y con bastante afecto y cariño, no era una niña caprichosa o juiciosa al contrario, se preocupaba por los demás, necesitaba hacer feliz a su familia y sentía que si se iba, nunca volvería, era su hogar, su tierra feliz, no estaba ilusionada en conocer algo más porque no había algo más para ella.

No conocía nada  moderno o otras cosas antiguas, por lo que le era difícil imaginarse que especial tenía ese lejos y por qué deberían ir.

Prince cargó a la niña y la sentó en su regazo.

-Mi amor, vas a volver, solo queremos que conozcas una parte por no decir el mundo, y sí tú quieres regresas nos lo dirás, ¿ok?

-Ok -respondió Morgan.

Antes de irse la niña acariciaba a su mascota, le susurraba cuanto lo iba a extrañar y cuanto lo amaba.

Hyppolyta se acercó y le abrió los brazos a la niña. Es una buena abuela, se ha encariñado a más no poder de la bebé, no le importaba que no tuvieran la misma sangre ni nada cercano a ello, para ella era su nieta, su tesoro más grande después de Diana.

-Prometo cuidarlo cariño, portate bien y no te escondas de mamá.

Morgan aspiró el olor a pasto de du abuela. Le besó las mejillas y se acurruco.

-Bueno, te quiero seiscientos abuela.

-A tu madre le dijiste que la querías mil -reclamó la reina de las amazonas.

Morgan con picardía sonrió.

-Peor es nada -la niña se río y corrió hasta su padre, que arreglaba el bote en que marcharán.

Diana se acercó a su madre, ya vestida como un civil.

-No te queda nada mal esa ropa -elogió la mujer de cabellos dorados.

-Te voy extrañar mamá -La joven abrazó a la mayor.

-Yo igual, no presiones a la niña, y lo que sea que pase, no dudes en traerla aquí, te amo Diana.

-Y yo a ti. -Ambas se alejaron y sonrieron.

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Cinco años difíciles para los Stark Rogers.

Podríamos decir que Tony sufrió y que se cayó desde la torre más alta a propósito, deseando morir en el intentó. Pero no fue así, no. Ese hombre después de las malas noticias se fue a su laboratorio a trabajar día y noche, para encontrar a su pequeña.

Vivía ilusionado y esperanzado a encontrarla. Era mejor que pasar toda una vida llorando su muerte, No la olvidaba y no dejaba de amarla, compraba cada cosa que ella podría necesitar, le guardaba regalos que compraba cada que era su cumpleaños y le dejaba grabaciones por si algún día el faltará y ella no pudiera conocerlo.

La Muerte De Mi BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora