Unos cuantos kilómetros de más.

Capítulo 1; un nuevo comienzo.

¿Sabéis esos días tan grises en los que tienes que levantarte tempano para coger un tren, el cual te llevara 237 kilómetros mas lejos de donde estás ahora?

Esos días no me gustan nada. Y menos hoy. Hoy que parece que el cielo está mas gris que nunca y que va a tardar en despejarse. Hoy que me despido de toda mi vida hasta ahora. Hoy que solo tengo ganas de tumbarme en mi cama de siempre y observar las humedades del techo de mi habiatación.

Pero algo, mejor dicho, alguien, consigue que pare de pensar en mis cosas. Ya esta mi madre chillando.

- ¡Olivia! ¡Perderemos el tren, baja ya!

Uf, que pesada es.

- Ya voy. Estaba empaquetando mi última caja de libros.

La verdad es que me llevaba muchísimos libros. Unas 6 cajas hasta arriba. Me encanta leer. Mi libro favorito iba en mi mochila de flores. Orgullo y prejuicio de Jane Austen. Me lo habré leído unas cien veces, pero es que no me canso nunca.

***

Ya en el tren, me senté en mi asiento junto a mi madre y saqué mi preciado libro de la mochila.

No me puedo creer que Jorge no haya venido a despedirse. Ni siquiera me puso una excusa. Me lo dijo sin más. Dos años de relación para nada. Aunque, 237 kilómetros son muchos. Quizá no quería sufrir viéndome marchar. A Jorge nunca le ha gustado mostrar los sentimientos en público, por eso no ha venido; así tendría que ahorrarse el mal trago de verme marchar y el no poder contener las lágrimas. O eso me gustaría pensar.

Dios mio, no se porque he accedido a irme. Podría haberme quedado con mi abuela en el pueblo y no tener que separarme de Jorge, ni de mis amigas...

-Olivia, se que estas triste pero debes pensar en positivo. Vas a estudiar lo que te gusta, vas a poder trabajar y poder tener tu propio sueldo. Incluso podrás volver al pueblo con la abuela cuando quieras. Debes estar bien. - Mi padre, el consejero de la familia.

- Tu padre tiene razón. Vamos cariño, todo saldrá bien. Quizá conozcas a un chico que te guste.

- Yo no quiero a otro chico. - Digo entre regañadientes.

Ya esta mi madre planeandome el futuro. Estoy harta. Quiero vivir mi vida a mi manera, que ya tengo diéciocho años.

Empiezo a leer mi libro y consigo dormir un rato.