Capítulo 20; Susurros.

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Era un día oscuro, frío y lluvioso. Perfecto para visitar el cementerio.

Cogí mi chaqueta verde y fui en autobús hasta el cementerio; a visitar a Marcos.

Ya allí me dirigí a su tumba y me arrodille delante.

Llevaba ya un rato tocando su lápida y pensando en todo lo que puedo ser y nunca fue; cuando una mano suave y fría me toca el hombro.

Me giro y veo a Marcos detrás de mi, vestido con el camisón blanco del hospital, y me susurra palabras que no logro entender. Intento acariciar su mano pero se me hace imposible.

¿Estaré volviéndome loca?

Marcos me habla y me toca y le tengo bajo mis pies. No lo entiendo.

Adoro verle ahí, acariciandome como hacía hace unas semanas. Pero no sé, me resulta raro sabiendo que él ya no está.

Se arrodilla a mi lado y me toma la mano. Parece que él puede tocarme pero yo a él no. Es como un poder, puede controlarlo.

Se me escapa una lágrima por la mejilla y me la seca. Es como si aún estuviera pero sin estar.

Como más le siento, más le echo de menos.

Me levanto del suelo y me voy. No quiero sufrir más. No estoy dispuesta a ello. Será peor si le veo. Verle y saber que no podré hacer nada el respeto.

Cojo el primer autobús que pasa y vuelvo a casa.

Se me antoja llamar a Esteban, así que tecleo y llamo. Después de dos bips descuelga.

- Olivia, hola.

- Hola Esteban. ¿Como estás? Necesitaba hablar con alguien.

- Yo bien, ¿y tu?

- Bueno, bien. Hoy he ido al cementerio a ver a Marcos. - me ahorro todos los detalles.

- Podrías haberme avisado, te habría acompañado.

- No te preocupes. He estado bien. ¿Te apetece salir mañana?

- De acuerdo, ¿te hace un cine?

- ¡Perfecto!

- Podríamos ir a ver... - apenas dejo que termine.

- ¡El corredor del laberinto! Por favor...

- Bueno, vale. Iba a proponer otra pero me parece bien. - le oigo reír a través del telefono.

- Lo siento, mañana nos vemos.

- Hasta mañana preciosa.

Cuelgo y me echo en la cama. Sonrío mirando al techo. Los párpados me pesan y me quedo dormida.

Esa noche sueño con Marcos. Con su espíritu. Y le siento tan y tan cerca... Parece que esté durmiendo a mi lado.

Veo a Marcos, y junto a él una sombra. La sombra le apunta con una pistola. Al oír el sórdido ruido que hace al dispararse todo se desvanece. Puedo ver como Marcos cae al suelo y me despierto sofocada y nerviosa.

Miro hacia la ventana y Marcos está ahí de pie mirándome. Empieza a susurrar cosas que ni entiendo ni oigo. Hago un esfuerzo para comprender lo que dice y solo logro oír : "él" . Su rostro no expresa nada. Ni espanto, ni tristeza, ni felicidad... Es totalmente neutro.

Lo que tampoco entiendo es, si murió sin recordarme; ¿porque vuelve a mi? Tengo preguntas sin respuesta así que doy el paso y pregunto.

- ¿Que haces aquí?

Sigue susurrando cosas que logro entender.

- Marcos, ¿vas a responder?

Sigue susurrando.

Decido dejarlo estar y me vuelvo a dormir. Y aunque solo sea su alma, me siento mejor sabiendo que está a mi lado. Que sigue ahí. A pesar de todo. Y con todo me refiero a que ya no está.

Unos cuantos kilómetros de más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora