Era un día oscuro, frío y lluvioso. Perfecto para visitar el cementerio.
Cogí mi chaqueta verde y fui en autobús hasta el cementerio; a visitar a Marcos.
Ya allí me dirigí a su tumba y me arrodille delante.
Llevaba ya un rato tocando su lápida y pensando en todo lo que puedo ser y nunca fue; cuando una mano suave y fría me toca el hombro.
Me giro y veo a Marcos detrás de mi, vestido con el camisón blanco del hospital, y me susurra palabras que no logro entender. Intento acariciar su mano pero se me hace imposible.
¿Estaré volviéndome loca?
Marcos me habla y me toca y le tengo bajo mis pies. No lo entiendo.
Adoro verle ahí, acariciandome como hacía hace unas semanas. Pero no sé, me resulta raro sabiendo que él ya no está.
Se arrodilla a mi lado y me toma la mano. Parece que él puede tocarme pero yo a él no. Es como un poder, puede controlarlo.
Se me escapa una lágrima por la mejilla y me la seca. Es como si aún estuviera pero sin estar.
Como más le siento, más le echo de menos.
Me levanto del suelo y me voy. No quiero sufrir más. No estoy dispuesta a ello. Será peor si le veo. Verle y saber que no podré hacer nada el respeto.
Cojo el primer autobús que pasa y vuelvo a casa.
Se me antoja llamar a Esteban, así que tecleo y llamo. Después de dos bips descuelga.
- Olivia, hola.
- Hola Esteban. ¿Como estás? Necesitaba hablar con alguien.
- Yo bien, ¿y tu?
- Bueno, bien. Hoy he ido al cementerio a ver a Marcos. - me ahorro todos los detalles.
- Podrías haberme avisado, te habría acompañado.
- No te preocupes. He estado bien. ¿Te apetece salir mañana?
- De acuerdo, ¿te hace un cine?
- ¡Perfecto!
- Podríamos ir a ver... - apenas dejo que termine.
- ¡El corredor del laberinto! Por favor...
- Bueno, vale. Iba a proponer otra pero me parece bien. - le oigo reír a través del telefono.
- Lo siento, mañana nos vemos.
- Hasta mañana preciosa.
Cuelgo y me echo en la cama. Sonrío mirando al techo. Los párpados me pesan y me quedo dormida.
Esa noche sueño con Marcos. Con su espíritu. Y le siento tan y tan cerca... Parece que esté durmiendo a mi lado.
Veo a Marcos, y junto a él una sombra. La sombra le apunta con una pistola. Al oír el sórdido ruido que hace al dispararse todo se desvanece. Puedo ver como Marcos cae al suelo y me despierto sofocada y nerviosa.
Miro hacia la ventana y Marcos está ahí de pie mirándome. Empieza a susurrar cosas que ni entiendo ni oigo. Hago un esfuerzo para comprender lo que dice y solo logro oír : "él" . Su rostro no expresa nada. Ni espanto, ni tristeza, ni felicidad... Es totalmente neutro.
Lo que tampoco entiendo es, si murió sin recordarme; ¿porque vuelve a mi? Tengo preguntas sin respuesta así que doy el paso y pregunto.
- ¿Que haces aquí?
Sigue susurrando cosas que logro entender.
- Marcos, ¿vas a responder?
Sigue susurrando.
Decido dejarlo estar y me vuelvo a dormir. Y aunque solo sea su alma, me siento mejor sabiendo que está a mi lado. Que sigue ahí. A pesar de todo. Y con todo me refiero a que ya no está.
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Unos cuantos kilómetros de más.
Roman d'amourTras mudarse, la vida de Olivia da un giro radical y conoce el amor verdadero, pero por desgracia, ese amor durará poco.