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Liliana

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Liliana.

Rota, era la palabra adecuada para definirme en un momento con aquél, estaba tan rota al igual que las piezas de una porcelana que acababa de romperse en el suelo. No quería hablar con nadie y me sentía mal, no por aquellos que eran mis amigos sino por la pequeña bebé que escuchaba sollozar desde lejos.

Ella sería mi recordatorio de lo que hice y no estaba dispuesta a vivir con todo aquel sentimiento.

-Solo necesito que que vayas por un momento para alimentarla -pidió Ömel al entrar por la puerta.

-No puedo -dije sin dar la vuelta, seguía observando el papel tapiz del concreto.

-Se que no puedes, pero debes hacerlo -dijo de mala gana- ella te necesita.

-La daré en adopción -murmuré con voz baja.

Cuando ella nació ni siquiera quise sostenerla, fue Ömel quien estuve para ella durante sus primeros días de vida.

-No lo harás -me obligó a dar vuelta- ¿quién estará contigo cuando el contrato termine? ella es tu hija, debes ser fuerte por ella , lucha por su felicidad, que esa pequeña sea tus ganas de salir adelante.

Tenía razón, ella sería todo lo que tendría después del contrato. Tuvieron que pasar dos días más para reunir el valor de tenerla en mis manos.

Cuando Ömel dejó que la bebe tocará mis brazos, dibujo una linda sonrisa que logró hacerme llorar al instante.

La había dejado sola mientras yo estaba en la miseria y no podía perdonarme.

Era tan pequeña, la recosté sobre mi pecho y besé su cabeza, no dejaría que nadie la dañará.

-No hay que lamentar nada -evadió la mirada.

Estaba a punto de saber que Blair es su hija pero un maldito mensaje me lo impidió, las hojas sobre mi escritorio tenían en letras resaltadas "análisis clínicos de sangre ".

Podía hacerle saber ahí mismo que ambos teníamos una hija, me asustaba un poco su reacción y tenía miedo que me odiara más.

Era necesario encontrar un buen momento para decirle, no encontraba ninguno ya que Sofía no dejaba de merodear a su lado, era extraño que ella no estuviese en este lugar.

-¿Liliana, estás bien? -la voz de Jasón volvió a mi.

-Si, solo que hay demasiado estrés en mi vida -disimule aquel recuerdo borroso- debo volver al trabajo.

-Por supuesto -no llevó la contra.

En ese instante mi celular sonó indicando un mensaje nuevo.

RECUERDA MANTENER LA
BOCA CERRADA, CARIÑO.

N

Luchando Por Amarnos. ® [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora