Capítulo 2

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"Entonces son 12 meses...", calculó Katherine luego de oír en el programa radial al locutor lamentándose porque fuera viernes 13. El segundo viernes de... aquel mes.

No era precisamente la fecha aniversario de la pesadilla, pero sí el mismo mes en que había ocurrido, y sin que lo hubiera notado, hace ya un año.

Continuó manejando, iba de regreso a casa. Tenía unas tres horas para tomar una ducha, comer y descansar antes de regresar a la oficina a cumplir con las órdenes del comandante Redfield.

Había pasado la noche en vela junto a su equipo por una situación de rehenes que terminó más o menos bien. Rescataron a todos con vida y capturaron a una docena de malhechores. Casi no hubo BOWs que enfrentar, a penas unos pocos infectados que cayeron fácilmente con la vacuna. El único incidente fue la explosión. Por lo demás, las cosas habían ido como de costumbre: contención, rescate, la buena fortuna de salir ilesos y la infaltable pelea con el americano.

¿Algún día habría una misión que no terminara con ellos dos gritándose lo estúpidos que eran? Quizás, el día en que el presidente dejara de obligarla a llevarlo como supervisor.

"Tendría derecho a quejarme si no fuera mi culpa", lamentó recordando por qué y desde cuándo estaban condenados a la presencia del colaborador foráneo. Sus acciones en una misión, que podría ser calificada como la más perturbadora hasta ese momento, habían desencadenado aquel resultado. Desde entonces, no solo tenía al insoportable agente sobre sus talones, cuestionando sus decisiones y tomando otras que afectaban a todo el equipo, sino que la habían conminado a ver al doctor Sanders una vez por semana, cada viernes a las 5:00 p.m. Nunca supo que era exactamente el mismo día y horario en el que Chris solía visitarlo, muchos meses atrás, cuando su propia estabilidad mental había sido tildada de inestable. Era ahora turno de ella de resistirse a confiar en el médico.

"¡Viernes!", cayó en cuenta; viernes trece de mala suerte y de cita con el psiquiatra. Sin embargo, dado que el jefe le había ordenado trabajar en el reporte, usaría tal excusa para librarse de la tortura de la 'terapia' esa semana.

En el preciso instante en que comenzaba a alegrarse por su buena suerte, recordó que su archienemigo estaría también procesando los datos del dispositivo hallado. Se puso a sopesar qué era peor, si soportar la larga hora en el consultorio del loquero perseverante de la BSAA, o si aguantar toda la tarde las tontas bromas del rubio petulante de la DSO. No pudo decidirse. 

La cabeza comenzó a dolerle. No estaba segura de si ese malestar se debía al golpe, al cansancio, al enojo, a la desazón o a todo en conjunto. El dolor era leve, pero lo suficientemente molesto para perturbar su funcionamiento.

"¿Exactamente qué punto del cráneo debe uno golpearse para perder la memoria... de qué forma... Qué tan fuerte debe ser el impacto?", se preguntó con las manos al volante imaginando cuán diferentes serían las cosas si en la caída que había sufrido hubiera olvidado quién era. La idea le representó un oasis paradisíaco; olvidar el último año sería más que perfecto.

Descubriría un día que para olvidar la mala fortuna de esa época no hacía falta caerse y padecer de amnesia, pero para eso aún faltaba mucho tiempo. De momento, nada de lo ocurrido en los últimos doce meses era digno de ser recapitulado. No había nada que resumir respecto a ningún evento. Todo había sido tan solo una serie de desilusiones e intentos tras intentos fallidos, de quimeras y más quimeras. Cada nuevo día no era más que un simple eslabón en la cadena de infortunios, y lo peor siempre parecía poco en comparación a lo que estaba por ocurrir.

Los rumores sobre su amorío con el capitán habían perdido ya casi por completo el interés que generaron en un principio, a falta de reacciones por parte suya y porque el comandante nunca estuvo muy complacido con los murmullos. Y estos cesaron, en gran parte porque a los agentes les parecía que jugar con su nuevo carácter autoritario no era una buena idea, especialmente después de ver cómo echó de la alianza a un buen puñado de operarios por no cumplir sus estrictos estándares.

𝚂í𝚗𝚍𝚛𝚘𝚖𝚎 𝚁𝚎𝚍𝚏𝚒𝚎𝚕𝚍 - 𝙿𝚊𝚛𝚝𝚎 𝟸, 𝙰𝚗𝚝í𝚍𝚘𝚝𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora