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Namjoonie, no olvides que debes limpiar de arriba a abajo, nosotras nos arriesgaremos tres días a un terrible destino allí fuera con los terribles humanos. No salgas de casa y si ves peligro escóndete – la dama mayor beso el cabello dorado de su hijo menor quien sonreía asintiendo a todo

Y no toques mis cosas, no leas mis libros nuevos, no toques mis vestidos y no entres al baño – Sophia escondió su bolsa de monedas en su saco de viaje, preparándose para regañar de todos modos a Namjoon por tocar sus pertenencias 

Si madre, si querida hermana – el pequeño moreno ayudaba con el bolso de su madre quien sonreía falsamente al moreno

Queremos que al llegar, prepares tu preciosa voz para cantar esa horrible canción, o si no recurriremos a lastimarte para conseguir lo que necesitamos de ti, cariño... Ya sabes – Namjoon tembló mirando su brazo y asintió sonriendo a su madre

Prometo que he aprendido la letra al fin y cantaré para usted perfectamente, madre – Namjoon solo miraba como su madre y hermana salían de casa, ellas eran fuertes y sabían cuidarse, él solo era un doncel débil que podría sufrir daño fuera.

Suspiró alejándose de la ventana, tomó la escoba comenzando a hacer los quehaceres. barrió el piso de piedra pensando en como sería salir de casa, si fuera como su madre y no un doncel, así podría protegerse solo y acompañarlas, ir por la comida, ir al río a lavar la ropa, cazar animales y otras cosas que hacía su madre.

Pero él no nació así, debía hacer lo que su madre le enseño, obedecer o sería castigado y no le gustaban los castigos que le ponían.

Al terminar de cocinar y limpiar, vio como unos rayitos destellantes explotaban a lo lejos en el cielo azul, su curiosidad crecía mucho, cada día más y más, quería ir y ver por si mismo lo que era eso y saber para que era, tal vez tocarlo si no era malo como el fuego.

Después de cerrar las cortinas decidió que cambiaria su vestido, pues el que tenía puesto en ese momento estaba ya sucio, lleno de polvo y salpicaduras, tendría que darse un baño con el balde que su madre le dió para su propia higiene, pues no le permitían usar el baño, otra desventaja de ser un doncel.

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Seokjin se trepó del árbol con la respiración agitada, sudando y con varias cortaduras pequeñas en sus brazos. Justo esos momentos eran los que lo hacían sentir vivo, correr por el bosque, escapándose de bandidos peligrosos y guardias reales, todos los que querían su cabeza por millones de monedas de oro, todos unos completos idiotas. Jin se sentía superior a todos en ese reino, y lo mejor es que nadie sabía su verdadera identidad como para saber con exactitud su paradero. Nada es mejor que la libertad.

¡Rodeen a ese bandido! – el gran hombre de armadura dorada gritó con enojó, levantando su espada con autoridad a sus hombres al ver en la cima ya lejos, a Seokjin

Los hombres de vestimenta negra se escondieron de los guardias, querían atrapar a ave rapaz ellos solos, pero no podían exponerse a la realeza y ser llevados al calabozo por sus propios pecados y crímenes

Seokjin saltó de árbol en árbol como un ágil animal, riendo feliz, lleno de egocentrismo. Sintió toda su seguridad caer cuando fue jalado de su camisa, uno de los guardias al no tener armas subió en su caballo para intentar hacerle caer. Jin pateó la cara del animal haciendo que perdiera el control, el guardia cayó al piso y el caballo corrió chocando con los otros.

Ave rapaz corrió por su vida, jadeando y agarrando con fuerza la bolsa que lo haría rico. Se metió al agua y nado sin parar con los ojos abiertos hasta que llegó a una orilla, al levantar su vista se percató de que era una cueva, una enorme cueva tenebrosa y oscura, pero él no le temía a absolutamente nada.

Se levantó con pesadez, escurriendo agua de su fornido cuerpo. Camino como pudo y vio que al final había una salida, había encontrado un atajo y eso era más que bueno para él.

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[Perdido] - JinNam©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora