Un par de jóvenes lo consiguieron en un callejón, a simple vista parecía muerto sin embargo; el deseo de una joven omega por ayudar a un compañero de jerarquía puede más que cualquier cosa. Más tarde el sonido de ambulancias y el correteo de varios...
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De 1 a 3 meses.
|I|
Jimin sonrió cuando despertó aquella mañana y se sintió cálido por el simple hecho de la persona que estaba a su lado, apreciándolo y protegiéndolo como si fuera el tesoro más bonito que alguna vez, hubiera podido tener.
El omega no podía con la felicidad de saberse libre al fin, de sentirse completo.
Si se ponía a pensar en aquel oscuro tiempo atrás, el Jimin de aquellos días nunca hubiese pensado que estaría de esta forma, tan genuinamente feliz, tan amado y querido, tan cuidado por alguien que no buscaba solamente su placer, sino que también se detenía a pensar en él, en lo que quería... En lo que deseaba y anhelaba.
Las piezas rotas de su destruido lazo con su lobo, habían sido reparadas, cada fisura en su corazón había sido restaurada y el omega no podía creer que todo eso le había pasado.
Que tanta felicidad podía entrar en su cuerpo.
— ¿J-Jimin? — La voz ronca del alfa a su lado lo sacó de su ensoñación. El rubio sonrió antes de darse la vuelta y observar fijamente el rostro de la persona que amaba. — Buenos días. — Susurró de forma cálida y cariñosa. El omega volvió a sonreír.
Cuando estaba con YoonGi, no existía ningún otro sentimiento que pudiera nublar su juicio más que la felicidad. Desde el principio, cuando apenas habían cruzado miradas un par de segundos, Jimin se sintió seguro.
Estaba en casa después de un muy largo tiempo, estaba seguro después de tanto.
— Buenos días hyung. — Respondió de forma enérgica, dando a entender que tenía más tiempo despierto. Un pequeño bostezo escapó del alfa mientras dejaba un cálido beso en la frente del rubio y le observaba por una pequeña e infinita fracción de tiempo.
— Estás bonito hoy. — Susurró moviendo cariñosamente su nariz contra la del omega.
— Todos los días me dices lo mismo. — Refutó un poco abochornado el omega. YoonGi rió.
— Es para que nunca olvides lo precioso que eres. — Mencionó tan serio que el omega sintió temblar ante la intensidad en la negra mirada del alfa. — Mi precioso omega. — Susurró apresándolo más fuerte en el abrazo. — Mío, mío, mío.
Jimin rió ante el ataque de besos repentino que recibió por parte del alfa. La emoción brotaba desde su interior en donde un feliz lobo se sentía flotar en una nube de felicidad por los mimos que estaba recibiendo.
— Yah~ ¡Hyung! — Exclamó un tanto rojo. El alfa negó.
— No es suficiente, debo amarte todos los días, cada segundo de mi vida para que nunca creas que te dejaré.
Jimin negó.
— Yo sé que nunca me dejarás. — Expresó seguro. — Vamos a preparar el desayuno, tienes que ir a trabajar hoy. — YoonGi puchereó y aquello derritió algo dentro del omega. — Si faltas otra vez, posiblemente quedarás sin trabajo. — Le recordó el omega. YoonGi gruñó.
